MAP. Ricardo Meza Domínguez
Xalapa, Ver.- Primero debemos romper el ciclo de violencia contra los periodistas. Al menos unos mil periodistas han sido asesinados en los últimos 10 años; del 2011 al 2020, esta cifra revela el grado de riesgo asociado al trabajo que desempeñan los periodistas, fotógrafos, camarógrafos, reporteros y todos los que integran las áreas de información y comunicación.
Si se analiza por año, los periodistas que perdieron la vida durante el 2011-78, 2012-147, 2013-143, 2014-110, 2015-114, 2016-81, 2017-74, 2018-87, 2019-53 y durante el 2020-50, vemos entonces que es un problema grave, además demuestra una gráfica de altos bajos en los asesinatos.
Llevamos medio siglo de atentados contra periodistas. Desde 1970, hay constancia en América Latina de más de mil periodistas asesinados o desaparición forzada, por razones que han variado a lo largo del tiempo. Desde las medidas represivas propias del terrorismo de Estado, en los años de las dictaduras militares, a la conjunción actual de —corrupción política y crimen organizado— que obstruyen la libertad de prensa mediante actividades propias, en ocasiones, de Estados fallidos.
Esta impresión corresponde también con la valoración de ciertos indicadores, de relativa fiabilidad, que relegan a la mayoría de las naciones latinoamericanas a posiciones que denuncian la ausencia de libertad, más propias de los regímenes autoritarios. De acuerdo con la clasificación de Reporteros Sin Fronteras (rsf), referida al año 2014, once naciones que se encontrarían entre los países más alejados de los niveles de referencia en cuanto a la libertad de prensa.
De este análisis 180 naciones evaluadas, además de Cuba, situada en el puesto 170, aparecen en la segunda mitad de la tabla Bolivia (94), Ecuador (95), Perú (104), Paraguay (105), Brasil (111), Venezuela (116), Guatemala (125), Colombia (126), Honduras (129) y México (152). Del resto de las naciones, solo Costa Rica (21), Uruguay (26) y El Salvador (38) compartían posiciones con los países mejor valorados, mientras que, en una franja algo más rezagada, aparecen Argentina (55), Chile (58), República Dominicana (68), Nicaragua (71) y Panamá
(87)., Reporteros sin fronteras introdujo la valoración desagregada de las agresiones a periodistas, con una relación que encabeza México con 63,2 puntos, esto significa que nuestro país ha sido hostil contra los periodistas durante décadas.
Saber que México está entre los primeros países más letales del mundo y es el que encabeza la lista de cinco naciones más violentos contra periodistas: México 8%, de asesinatos, Irak 6%, Afganistán 5%, Pakistán 4% e India 4%., además durante el 2020 Reporteros sin Fronteras, realizaron un informe de finales del mismo año donde indican que hubo 387 profesionales de medios en prisión por hacer su trabajo de información, una cifra en máximos históricos en lo que se refiere a periodistas encarcelados en cinco países antes mencionados.
El hostigamiento en contra de periodistas profesionales, otros no profesionales y colaboradores de medios de comunicación, se dice que siete de cada diez son asesinados y se encontraban en países que están en paz, al menos tres murieron de Covit por falta de tratamiento y por estar presos en diferentes cárceles del mundo, cabe mencionar que un 80% son exterminados deliberadamente y un 16% en el ejercicio de sus funciones, haciendo con esto un 96% de muertes de periodistas.
Acotando la dimensión territorial, Veracruz es la entidad federativa dónde se registran más homicidios contra periodistas en todo el país, en nueve años reúne 23 de los 153 crímenes cometidos en el territorio nacional, es decir el 15 por ciento. Esto de acuerdo con un informe especial emitido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) durante el 2020, sobre el ejercicio periodístico en el Estado.
Pero la violencia contra comunicadores y trabajadores de los medios es el crimen más grave a periodistas y miembros de medios de comunicación, constituye la forma de censura más extrema en cualquier parte del mundo. Como lo ha observado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el ejercicio periodístico sólo puede efectuarse libremente cuando las personas que lo realizan no son víctimas de amenazas ni de agresiones físicas, psíquicas o morales u otros actos de hostigamiento.
Dichas acciones no solo vulneran de un modo especialmente drástico la libertad de pensamiento y expresión de la persona afectada, sino que además afectan la dimensión colectiva de este derecho, así como a la sociedad y el entorno que este genera.
Los actos de violencia que se cometen contra periodistas, desestabilizan la información y la actividad periodística que realizan las personas que trabajan en medios de comunicación y que están vinculados con su actividad profesional, con estos hechos violan los derechos de estas personas a expresar e impartir ideas, opiniones e información y además atentan contra los derechos de los ciudadanos y la sociedad en general, impidiendo con esto que busquen y reciban información e ideas de cualquier tipo.
Otro aspecto lamentable suele ser la violencia contra la mujer periodista el crimen es más agresivo cuando es en contra de las féminas que ejercen la labor periodística. Durante los últimos diez años, en México se ha acrecentado significativamente la denuncia de casos de mujeres periodistas víctimas de violencia, extendiéndose particularmente entre 2009 al 2011, según lo anuncia la Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC), que ha registrado y documentado 94 casos de violencia cometida contra mujeres periodistas.
A través de la comprobación y documentación de dicha asociación se evidenció que un 85.4% son casos de violencia directamente ligados con el ejercicio de su profesión, es decir, que la violencia fue consecuencia del trabajo periodístico que llevan a cabo. En los otros casos no existen elementos suficientes para establecer un vínculo claro, pero también sufren violencia intrafamiliar por no entender su labor periodística además de ser madres y esposas.
Queda la duda entonces, como entender al periodismo, después de tantos problemas que vive un periodista si es la luz que ilumina a la sociedad con la información, pero lógicamente hay una ampliación temática hacia la comunicación política, que muchas veces se ve afectada porque siempre quiere que se hable bien, aunque haga las cosas mal.
El periodista solo se dedica a informar e investigar ya que esto sirve para entender los cambios de todos los días sobre la forma en que los ciudadanos y los periodistas viven y conviven con la democracia y el periodismo.
El trabajo periodístico se enfrente diariamente a cambios y fenómenos de tal magnitud que es necesario recrear conceptualmente la visión de su trabajo tratando de entender algunas líneas de fuerza permanentes del campo profesional, además de la globalización de la información y de ser criticados por no tener ética en su trabajo, como dicen algunos políticos que se pueden sentir afectados por el desempeño periodístico donde se informa lo acontecido, con veracidad y responsabilidad sin el afán de molestar a nadie solo de informar a la sociedad.
Pero hablar de ética periodística es claro que se está hablado del bien y lo que está mal, de lo bueno y lo malo en la conducta humana, esto puede afectar algunos personajes importantes de la vida pública y de sus actividades nacionales, estatales y locales así como sus constantes transnacionales; las condiciones de la legitimidad periodística también son herramientas que se pueden cuantificar y sirven para la toma de decisiones políticas gracias al trabajo de periodísticas; pero cabe mencionar y donde queda la ética del gobierno ante el aumento de agresiones a periodistas, no se ve la acción política; todo queda solamente en discursos para que el periodista lo dé a conocer ante la opinión pública.
Los periodistas realizan su labor para que a los ciudadanos les llegue la información, pero detrás de toda esta labor existen otros problemas con los que tienen que lidiar los comunicólogos como son; el acoso en línea, una estrategia de desinformación en México, el fenómeno de las redes sociales se convirtió en un nuevo campo de batalla y más durante las campañas electorales.
Pero esto sucede siempre en todas elecciones presidenciales, estatales y municipales, los periodistas se convierten en enemigos de bandas de trolls que son organizaciones que emprenden luchas a golpe de hashtags masivos en las redes sociales a favor de un candidato, pero en contra de medios de comunicación que informan las actividades políticas del momento.
La finalidad de estos grupos de choque cibernético es que se convierta en un trending topic que significa una clave para seguir en Twitter. Se ha logrado identificar que estos aplausos virtuales provienen de programas informáticos realizados para generar efectos a favor o en contra, como si fuera una publicidad política o un marketing.
Como consecuencia, la difusión de información falsa afecta el debate público, ahogando los contenidos periodísticos y creando una asimetría en la información. Dejando con esto en duda la labor periodística para los ciudadanos mexicanos y esta tendencia se ha vuelto cada vez más difícil de distinguir entre el contenido periodístico y la propaganda o de los datos manipulados; el 18% de los contenidos difundidos en Twitter es creado por bots y por influencers, líderes de opinión.
Otro fenómeno amplificado por la viralidad de la web, son las consecuencias del acoso en línea se vuelven aún más dramáticas porque las nuevas tecnologías son manipuladas para que los mensajes de odio adquieran una mayor magnitud. Por un lado, la inteligencia artificial se usa para provocar daños; la censura se vuelve automática con el uso de bots. Por otro lado, las redes sociales ofrecen una caja de resonancia nueva que los enemigos de la libertad de prensa utilizan para difundir información falsa, así como sus discursos de odio, usan todos los medios electrónicos y tecnológicos para aterrorizar al medio de comunicación y a sus periodistas.
Solo queda preguntar y ¿el derecho a la libertad de expresión y la protección a periodistas?, Entiéndase como derecho a la libertad de expresión que tiene una marcada importancia en el conjun¬to de derechos humanos fundamentales, entonces la importancia de la libertad de expresión en el ámbito del Sistema Interamerica¬no de Derechos Humanos queda evidenciada por el hecho de que los instrumen¬tos interamericanos son, entre los distintos cuerpos normativos internacionales los que protegen la libertad de expresión, los más generosos y garantistas, y los que más reducen las posibles restricciones a la libre circulación de información, opi-niones e ideas.
Esta conclusión deriva de algunas connotaciones correspondientes en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por una parte, y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Convención Europea de Derechos Humanos.
Quiere decir que el ejercicio del derecho a la libertad de expresión define nuestra naturaleza humana, como hombres y mujeres provistos de pensamiento, digni¬dad y autonomía. En efecto, sin este derecho no podrían proyectarse en el mundo ni realizarse algunos de los componentes más esenciales de la persona libre y ra¬cional.
Desafortunadamente la violencia contra periodistas es cada día más constante y aun cuando el trabajo de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos es arduo no hay una certeza de protección a periodistas, solo queda continuar generando información y esperar que las autoridades tomen en cuenta que es una labor con responsabilidad social.