Los Políticos
Salvador Muñoz
Más de 42 cuchilladas recibió de parte de su esposa. Para las autoridades ministeriales no hubo dudas para proceder contra la señora de más de 60 años, y señalarla como presunta homicida de su marido, un sujeto que rebasaba los 70. Su proceso por estos días continúa en el estado de San Luis Potosí.
Hace unos días, una joven dio muerte a su esposo con dos disparos en la cabeza. Momentos antes habían tenido una discusión durante una fiesta. Allá, él la golpeó. Juana, cansada de la violencia que vivía con su pareja, decidió romper de tajo esa vida. Para las autoridades de Ciudad Juárez, el caso está resuelto. Tienen a su homicida.
Valérie le dio un balazo a su proxeneta, que a la vez era su esposo y que también fue el padrastro que la violó. Las notas hablan de una discusión tras no someterse a las demandas de un “cliente” y por el temor de que su marido un día violara a su hija de 14 años. Valérie podría ser condenada a cadena perpetua en Francia.
En Catalunya, a principios de este año, una mujer sale a pedir ayuda con los vecinos, porque su marido, 28 años mayor que ella, no se levanta. Tuvieron una discusión. Cuando lo tratan de atender encuentran un cuchillo clavado en su pecho. La policía la detiene. No hay antecedentes de violencia familiar.
Parecen episodios sacados de esa famosa serie argentina que se replicó en México bajo el título de “Mujeres Asesinas”… pero no, lamentablemente son casos reales.
Platicaba en columna anterior de las circunstancias de las mujeres, sometidas a presión social, presión familiar, presión económica… ignoro si en estos casos que he comentado, ocurridos en México, España y Francia, los defensores de estas mujeres así como los jueces encargados de estos casos, toman en cuenta la historia detrás de un homicidio o sólo atienden el hecho inmediato.
En este caso, cuando me refiero a “la historia detrás de un homicidio” perpetrado por una mujer, trato de hilar esa presión a la que es sometida por siglos de “cultura” fomentada en la casa, en la familia, en la sociedad.
¿Puede imaginar a una mujer con años y años de humillación, golpes, sumisión, maltrato, sin libertad de pensamiento ni poder de decisión, que un día decide acabar con ello de un solo golpe?
Muchos podemos decir: ¿Y por qué no simplemente huir, divorciarse, denunciar? Desde este lado, es fácil la solución, pero cómo quitas a una mujer y a un hombre, ese chip de sometimiento moral, social, familiar, económico, y el que quiera. Por eso, llegar al homicidio del opresor, es romper con ese bucle de violencia concentrada en distintos modos porque en un momento dado, no encontró el apoyo en casa ni en las autoridades… ¿Cuántos casos se denunciaron y acabaron en la muerte de la denunciante? ¿Dónde estuvo el fallo?
Valérie puede encontrar la cadena perpetua en Francia, el país de la igualdad y la libertad; si eso ocurre en un país de los que llamamos “Primer Mundo”, ¿qué podemos encontrarnos en México… o en Veracruz… mujeres que purgan condena por acabar con quien la maltrató, la humilló, la golpeó, sin que un Fiscal, un Juez o un abogado no hayan percibido la historia que lleva a una mujer a llegar al homicidio con tal de acabar con su sufrimiento aun a costa de su libertad?
Insisto, las historias parecen sacadas de esa serie “Mujeres Asesinas”, pero son la realidad…