OPINIÓN

La tormenta del cambio

Revelaciones

Margarito Escudero Luis

Los nuevos tiempos de la política a la mexicana, los cambios de siglas, el desplazamiento de personajes y las esperanzas de millones de mexicanos ante la posibilidad de un cambio en su suerte, ha provocado una tormenta de grandes proporciones en todos los círculos de nuestra sociedad.

En un principio, creímos que toda la podredumbre estaba en la clase política, que los políticos eran los responsables de la debacle económica del país y de la generación de pobres y pobrísimos.

Pero la sacudida pegó en todos los rincones de la Nación, en todas las instituciones que creímos honorables y de pronto nos damos cuenta que la corrupción socavó todo lo que nos identifica como país y, sorprendidos, nos aferramos a aquella identidad negándonos a aceptar el daño y a ignorar a los verdugos.

Dicen que los mexicanos somos de memoria corta, que olvidamos los agravios pronto y ese defecto es aprovechado por aquellos que contribuyeron a empobrecer a la Patria; por eso vuelven con el traje de salvadores, con la sonrisa de buena onda, pero la actitud que asumen es la misma de perdonavidas que les caracterizó en el pasado reciente y sus métodos son los mismos de siempre.

Y en el río revuelto que deja la tormenta del cambio, los pescadores de ese pasado buscan su ganancia, saben cómo hacerlo, cómo colarse, cómo caerle bien a los nuevos dirigentes.

Se trata de una escuela difícil de desbaratar, de transformarla en algo nuevo para el bienestar de todos los mexicanos y ese concepto no cabe en la mochila de ambiciones de los que creen que ya se lavaron la cara.

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