Revelaciones
Margarito Escudero Luis
Coatzacoalcos es la ciudad cuyo crecimiento impresiona, ya que se ha convertido en un punto de interés para ciudadanos que desde sus lugares de origen la ven como un destino donde podrán mejorar su calidad de vida.
No es para menos, la ciudad que todos queremos se ha convertido en un referente económico, político y social en el país y para el estado de Veracruz representa su tercera ciudad más importante.
Sin embargo, esa importancia estratégica de Coatzacoalcos fue escondida durante mucho tiempo, tal vez por la ignorancia de sus dirigentes sobre su gran potencial.
Ahora, con un nuevo liderazgo se está llevando la presencia de las autoridades a los rincones de las colonias, ya sea entregando un parque remodelado y limpio, ya presentando actividades artísticas o entregando escrituras a familias que tenían más de 30 años en la incertidumbre.
Pero en esas visitas, que se harán indispensables en el transcurso de la administración, se observan otras potencialidades en cada comunidad, qué tal vez sus propios habitantes no lo notan.
La modernidad nos ha llevado a perder de vista cosas tan elementales, como que dependemos de la misma tierra para alimentarnos y podemos vivir en un vergel sin sentirlo, dejando pasar oportunidades importantes.
Por ejemplo, en las colonias Independencia, El Olvido o Bellavista, en el poniente de la ciudad, asentadas en zona pantanosa, se puede apreciar una vegetación exuberante, producto de la misma riqueza del suelo que podría dar oportunidad de generar una cultura de autoabastecimiento alimentario.
Observamos que los habitantes de esos sectores cuentan con plantas de ornato y algunas frutales, animales de corral en un terreno que puede ser aprovechado para mucho más.
No se trata de volver a épocas ya superadas, sino de aprovechar los recursos disponibles para mejorar la condición económica de cada familia.
Las autoridades tienen la gran oportunidad de acercar programas de autoabastecimiento como huertos y hortalizas familiares, cultivadas, aprovechadas y supervisadas de manera eficiente.
Sin duda, la comunidad requiere de un liderazgo fuerte y empático, de un gobierno que esté atento al desarrollo comunitario acercando recursos y servicios; pero la comunidad también tiene la obligación de aprovechar la circunstancia favorable y aportar lo necesario para mejorar su propia calidad de vida.