ESTADO

Víctimas de Jesús Carranza denuncian abusos de Policía Ministerial

Alejandro Ávila

Jesús Carranza, Ver.- En un video difundido a través de grupos de WhatsApp, Madaí Hernández Agustín y Laura Pedraza Gómez, denunciaron haber sido víctimas de violaciones a sus derechos humanos por parte de elementos de la Policía Ministerial de Coatzacoalcos.

Está corporación se encuentra al mando de, José Wong Reyes, delegado de la Policía Ministerial en Coatzacoalcos, la cual, cabe recordar, irrumpió la madrugada del 27 de junio en el rancho El Tapatío ubicado en el poblado de Suchilapan.

Las afectadas recordaron entre lágrimas cómo fueron sacadas a la fuerza del rancho, además aseguraron, les sembraron armas y drogas, y la señalaron detener un automóvil con reporte de robo, por lo que fueron presentadas ante un Juez como parte de una banda delictiva.

Afortunadamente para ella, relataron, el Juez en Acayucan, decidió desestimar el caso debido a las irregularidades presentadas y las dejo en libertad, pues también presentaban señales de tortura.

Alejadas de su hogar, escondidas, las víctimas acusan directamente a los elementos de la Policía Ministerial a cargo de Wong Reyes; las dos mujeres señalan directamente a este comandante de estar relacionado con un sujeto que cuenta con antecedentes criminales en los Estados Unidos y en el EDOMEX.

Se trata de Álvaro Sánchez Hernández, alias El Tartamudo, un sujeto de muy bajo perfil, y que estaría detrás de la detención de estas cuatro personas como parte de una venganza contra el dueño del rancho El Tapatío, y patrón de las dos mujeres y de los capitanes, Jhovany Aguirre Benítez, El Gallo, empresario dedicado a la compra y venta de ganado.

Las dos mujeres dijeron que, Álvaro está molesto con su jefe ya que éste no se prestó a sus negocios sucios de mover droga en su línea de transportes.

La secretaria del rancho El Tapatío, Madaí Hernández, dijo que su jefe cuenta con una línea de transporte de ganado la cual se mueve desde Benemérito hasta la zona centro del país desde hace unos 30 años, por lo cual es muy reconocida.

“Ahí llegó una licenciada del DF, chilanga, que trajo a una pareja para señalarme a mí de ser jefa de una banda de secuestradores, la licenciada esa constantemente me señalaba para que ellos me reconocieran, pero yo nunca había visto a esas personas en mi vida, ni ellos a mí”, dijo Madaí. 

Uno de los momentos más duros -dijo- fue cuando los elementos de la policía se metieron al rancho causando destrozos, echando todo abajo, y tomaron a su hijo de diez años, lo hincaron y lo encañonaron, además, le dieron de golpes.

Otra niña de diez años que se encontraba en el inmueble, hija de la señora Laura Pedraza, también fue golpeada y torturada psicológicamente, que me iban a violar delante de ella si no decía en donde estaba el dinero y las armas.

A los hombres que agarraron dentro también los golpearon y amenazaron, eran capitanes del Ejército Mexicano que apoyan en las tareas de vigilancia en el rancho, y ni eso les importó.

“Al principio tuve mucho miedo pues pensé que eran delincuentes, todos estaban tapados de la cara, luego me percaté que eran autoridades porque algunos mostraban sus placas. Todo el tiempo estuvieron diciendo que yo era el objetivo del operativo y que me querían a mí”.

“Cuando me llevaron al calabozo, no podía ni moverme de la golpiza que me dieron, ahí tuve una crisis, porque me tenían encapuchada, y comencé a ponerme mal, fue cuando llegó el señor Wong y me quitó la capucha, le pude ver la cara y lo identifico plenamente como el sujeto que estaba al mando de todo esto”.

Las afectadas mostraron señales de golpes en diversas extremidades del cuerpo, hematomas y demás laceraciones a causa de los malos tratos y la tortura propinada por la Policía Ministerial.

Ante esta situación, hicieron un llamado al gobernador de Veracruz, a la Fiscal General y al Presidente, para que volteen a ver el caso de Jesús Carranza, ya que temen por sus vidas.

La joven señaló finalmente que, solicita apoyo para darle terapias a su hijo ya que por las noches no puede dormir porque sigue afectado por el trauma. 

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