Ciudad de México.- La violencia intrafamiliar ha aumentado y se ha visibilizado durante el confinamiento; aunque el maltrato al interior de los hogares es un problema que ha acompañado a las sociedades humanas a lo largo del tiempo, la prolongada convivencia en casa limita la libertad, la privacidad y propicia el ejercicio del poder, coincidieron expertos reunidos de manera virtual en la UNAM.
Es uno de los temas más dolorosos que la COVID-19 ha visibilizado, pues en la medida que la enfermedad del coronavirus crece, también lo hace la violencia en los hogares, afirmó Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades, al inaugurar el ciclo de conferencias “Violencia intrafamiliar en el marco de COVID-19”, organizado por el Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC).
No sólo se debe registrar este fenómeno, es necesario entenderlo y hacer justicia. No podremos atacarlo sólo por la vía legal, requiere de diversas vertientes pedagógicas, apuntó.
Al respecto, José del Val, titular del PUIC, expuso que debido a la crisis sanitaria la violencia intrafamiliar se visibiliza de manera más enfática, y en algunos casos se potencia, por lo que se hace necesario generar espacios para analizar y debatir el tema con especialistas.
Debe haber una ruptura con el patriarcalismo, una de las estructuras más dañinas y persistentes de la cultura occidental, acentuó el etnólogo.
Carolina Sánchez, secretaria académica del PUIC, informó que este ciclo inicia los espacios de reflexión y discusión sobre la violencia intrafamiliar, para contar con conocimientos útiles que aporten a la toma de decisiones frente a esta situación.
Grupos vulnerables
Los grupos más vulnerables ante la violencia intrafamiliar son los niños, los adultos mayores, las mujeres y la comunidad LGBT, subrayó la antropóloga Florence Rosemberg, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
En la ponencia inaugural, señaló que el modelo de familia en México no es lineal ni mecánico, y está mediado por conflictos, enfermedades, circunstancias extrínsecas, o la combinación de algunas de ellas.
Asimismo, en la violencia intrafamiliar se combinan el sexo-género, la edad y la condición sociocultural. “En el espacio doméstico se afecta más a los niños y a los adultos mayores, mientras que las violencias más graves son hacia grupos considerados socialmente invisibles, como los homosexuales, los discapacitados, los enfermos y los adictos”, remarcó.
“Una complicación para estudiar a estos grupos se da porque en México la familia es un coto cerrado, donde los lazos afectivos permiten el abuso de un individuo sobre otro”, acusó.
En su oportunidad, la jurista Rosa María Álvarez González, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), recordó que durante años la violencia intrafamiliar fue considerada por el Estado como un asunto privado.
Fue hasta julio de 1996 cuando se creó en México el primer antecedente legal para abordar este tema: la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar, puesta en marcha por el gobierno del entonces Distrito Federal. “Esta Ley fue pionera en atender la violencia intrafamiliar, la cual siempre ha estado presente, incluso de manera normalizada”, recordó.
Por último, la jurista resaltó que con el confinamiento por la COVID-19 los viejos problemas se afianzan y las relaciones individuales se tensan. “Y el fracaso de la familia es el ámbito más propicio para gestar relaciones violentas en el futuro”.