Columna de Opinión
Zaira Rosas
Hace menos de 10 años era inimaginable cargar con miles de libros en la palma de la mano. Hace 20 o 30 años no concebíamos un mundo cada vez más digital, tampoco imaginábamos que las leyes tendrían que regular el espacio virtual y los gobiernos migrar sus estrategias hacia las pantallas. La automatización es una temática en constante evolución, si la hemos visualizado en pantallas mediante la ciencia ficción, es un hecho que pronto estará en nuestro entorno como una realidad. Así lo ha demostrado la inteligencia artificial y recientemente ChatGPT.
ChatGPT es un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por inteligencia artificial, lo cual significa que puede procesar todo tipo de datos, hacer operaciones, mantener conversaciones, etc. Por ende, ya hay análisis de qué profesiones podrían ser reemplazadas por este tipo de tecnología. Esto último generó preocupaciones pues es un hecho que el incremento de la tecnología también implica cambios en el mundo laboral, sobre todo si la automatización ahorra tiempo y dinero a las empresas.
Sin embargo, esto no es tan drástico como podría parecer, si bien ya hay un listado de profesiones que serán susceptibles en los próximos años, también hay otro de nuevas oportunidades que seguirán creciendo. Algunos expertos señalan que mientras más preparación haya requerido tu profesión más probabilidad tiene de reemplazo, no obstante, este cambio será relativamente paulatino y sin duda también ofrece la posibilidad de desarrollar nuevas habilidades que nos permitan adaptarnos.
El mundo está en constante cambio y evadirlo sólo resulta perjudicial. El desarrollo de tecnologías también requiere un desarrollo alterno de propuestas sustentables, minimizar tiempo en búsqueda de información requiere de grandes máquinas que alojan todos los datos, por ende, se utilizan también recursos naturales. No podemos negar o frenar del todo la industrialización, porque también ha sido clave en el desarrollo de sociedades, pero sí podemos y debemos exigir a todas las industrias que también colaboren de manera consciente con el cuidado del entorno.
Podríamos centrarnos en el uso de nuevas tecnologías, pero estas van sumamente ligadas también a los gobiernos. La regularización de espacios, de los mismos recursos que las empresas necesitan para seguir creciendo y cómo se hacen acuerdos que no sólo beneficien a los más poderosos, sino al entorno y sociedad en general.
Algunos analistas como Daron Acemoğlu señalan que la democracia es clave para el desarrollo de las naciones, sin embargo, no significa que una mejor economía garantice la democracia. La clave está en las instituciones, el interés colectivo y el control que la sociedad ejerza sobre los gobiernos y no a la inversa. ¿Cuál es la relación de esto con las tecnologías? Que el gobierno tenga en cuenta los intereses sociales y no personales, principalmente en un entorno donde para el crecimiento de la industria serán necesarios cada vez más recursos naturales y territorios más grandes.
De momento el incremento de la inteligencia artificial nos obliga a una constante actualización, aprendizaje continuo y por supuesto criticidad. Si bien quienes tengan conocimiento operativo, manual y más físico corren un menor riesgo de reemplazo, es indudable que esto seguirá avanzando y cuando menos nos percatemos será parte de nuestras vidas como actualmente el GPS, las redes sociodigitales y el uso de internet.
Mientras tanto la especialización apunta ingenierías, internet de las cosas, análisis de datos y tareas que, si bien se apoyarán de herramientas como ChatGPT, seguirán requiriendo del cerebro humano, cuyas capacidades aún no hemos explotado del todo. Resiliencia, innovación y creatividad serán habilidades que desde ya tenemos que empezar a fortalecer y fomentar. El cambio es innegable y de nuestra capacidad de adaptación dependerá la supervivencia.