Columna de Opinión
Zaira Rosas
Cuando las palabras cotidianas, las súplicas de justicia y las protestas no son suficiente forma de expresión que valga para captar la atención del entorno, llega el arte como un medio de protesta o desahogo, a través de los años, grandes obras han servido para dejar huella de atropellos contra los derechos humanos, mediante la literatura, la música o la pintura se puede plasmar un momento grato, pero también una inconformidad, un grito de auxilio e incluso un fragmento de historia que de cuenta de nuestra época.
Ahora a estas formas de expresión se suma la moda, en ocasiones desde la irreverencia de colecciones y artistas que buscan incursionar en un mercado bastante posicionado donde son las grandes casas de renombre quienes dictan las tendencias. De vez en cuando es posible encontrar que la irrupción se posiciona, diseñadores que buscan un equilibrio entre la producción y el consumo, ventas justas que involucren un trato digno a los artesanos, pero estos últimos son los menos.
Por eso el desfile de la colección crucero de Dior 2024 que tuvo lugar el 20 de mayo en el Colegio de San Ildefonso es un motivo de diálogo, no sólo por tratarse de un vínculo con una de las principales casas de moda, sino por los poderosos mensajes detrás de las piezas, la investigación artística, el vínculo con artesanos de Puebla, Chiapas y Oaxaca para plasmar en cada una de las piezas un poco de la cultura de nuestro país.
Dior es una casa de moda francesa, fundada por el diseñador Christian Dior, quien en 1951 y 1953 diseñó piezas con el nombre de nuestro país. Actualmente con Maria Grazia Chiuri al frente de la dirección creativa de la casa, su colección crucero 2024 lleva tintes inspirados en las obras de Frida Kahlo, remontándonos a los colores de la artista, con el estilo particular de quien se enamorada de Diego Rivera e incluso la colección se presenta en el espacio donde ambos artistas se conocieron.
Cada una de las piezas sirve para llevar nuestra cultura los ojos del mundo, posicionar nuestro país como uno de los lugares más emblemáticos o como “el lugar del alma”, así lo bautizó Maria Grazia Chiuri. Esta no es la primera vez que una casa de moda se inspira en la cultura mexicana, tampoco es el primer acercamiento de Dior, pues en 2019 una de sus colecciones también tenía tintes de las escaramuzas charras, sin embargo, adicional a toda la investigación artística y la inspiración de este desfile algo poco usual en una marca como esta es el reflejo de lo social.
Este desfile comenzó al ritmo de “Te mereces un amor” de Vivir Quintana y cerró con “Sin miedo” de la misma artista y Mon Laferte, esta última pieza musical se ha vuelto un himno en marchas y protestas, recordando a la población que las mujeres exigimos un país libre de violencia, donde no tengamos que gritar día con día por las más de 10 mujeres que pierden la vida por feminicidios.
Maria Grazia Chiuri ha recordado con esta colección, que el arte y la moda no pueden ser indiferentes a la realidad social, ha gritado ante un sector de la población que las mujeres quieren un espacio libre, vivir su vida, claman justicia. Lo ha hecho como las grandes, rogando abran los ojos a quienes usualmente prefieren voltear la vista y este es un ejemplo de que la protesta se puede plasmar en cualquier nivel. Nuestra cultura, cada pieza de arte también es un fragmento de nuestra sociedad.