Columna de Opinión
Zaira Rosas
Taylor Swift es la mujer del momento y no se trata sólo por las 4 fechas que destinó para dar conciertos por primera vez en la Ciudad de México, sino por todo el revuelo que hay detrás de su visita donde más de 20 mil fans pudieron disfrutar durante tres horas y media de lo mejor de su música a través de un espectáculo acompañado de la mejor tecnología, sorprendiendo a la audiencia de todas las edades.
Además, la visita de la cantante dejará una derrama económica de casi 1000 millones de pesos, donde hoteleros, comercios, alimentos y transporte, serán los principales beneficiados. Lo anterior debería hacernos considerar que México tiene el potencial para desarrollar con mayor intensidad la industria del espectáculo, sumando en la agenda gubernamental la inversión en promocionar al país como un referente que puede atraer incluso al capital extranjero por considerar que los precios aquí pueden ser más accesibles.
La temporada de conciertos de “la güera”, como le llamaron muchos mexicanos, hizo que tanto chicos como grandes disfrutaran del espectáculo, entre los asistentes incluso estuvo el ministro de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar, quien además de demostrar su gusto por la cantante a través de la vestimenta, dejo ver en sus redes que también participó del tradicional intercambio de brazaletes que se generó en cada fecha de la CDMX.
La tradición de elaborar brazaletes de la amistad se deriva de una de sus canciones. Sin embargo, espacios como el Museo de Memoria y Tolerancia, califican esta práctica como una forma de fomentar la empatía y la amabilidad. Lo cual se puede corroborar cuando ves a miles de personas hacer intercambios sin siquiera conocerse, obsequiar a otras personas un brazalete porque comparten un mismo gusto, entender que el tiempo y gusto en la realización de los mismos es diverso e igual buscar que cada persona tenga un recuerdo del momento.
Si las vivencias de estos días las trasladamos y aplicamos en la cotidianidad descubriríamos que una era de Taylor Swift tiene poderosos mensajes. Desde la vida de la cantante y compositora, donde ella misma ha compartido su crecimiento personal al modificar letras de sus canciones para no agredir a otra persona, hasta la manera de comportarse de sus seguidores donde se promueve el respeto y la solidaridad. Estos principios llevados al día a día nos ayudarían a construir una sociedad desde otras perspectivas que sin duda promueven un entorno más equitativo.
En una era donde hay múltiples modelos en medios de comunicación Taylor Swift representa esperanza, pero también el trabajo y empoderamiento pues para llegar hasta donde está tuvo que librar una de las batallas mediáticas más grandes al perder derechos de sus canciones, mismas que ha regrabado y popularizado ahora bajo su sello personal. El concierto brindado el 24, 25,26 y 27 de agosto es un recorrido por más de 10 años de trabajo, donde ha brindado en cada país lo mejor de sí, dejando un incremento económico no sólo en México sino en cada parte del mundo.
Si bien es cierto que pocas son las personas que pueden costear este tipo de eventos, también es una realidad que la generación de espacios así se vuelve una cadena de producción, pues al concierto arribaron personas provenientes de distintas partes de la república, por lo que la apuesta hacia el turismo y el espectáculo debería retomarse con seriedad en diversos estados donde la industria del entretenimiento también podría significar un bastión para la economía.
De momento México puede decir con orgullo que fue territorio swiftie, saliendo también a relucir la creatividad de quienes hasta hicieron divertidas ofrendas a Tláloc para evitar que estos fueran días de lluvia, detrás de este tipo de eventos también hay todo tipo de humor y propuestas que dejan ver el talento de nuestra nación ante diversas circunstancias, potencial que podemos aprovechar para posicionarnos en medio de una era que hasta ahora se ha enmarcado por otras temáticas.