ENTREVISTAS OPINIÓN

ALEJANDRO MARIANO PÉREZ, EL ARTE COMO FORMA DE VIDA

ENTREVISTA

Por Sergio Armin Vásquez Muñoz

Gestor y empresario cultural, funcionario de gobierno en diferentes momentos, galerista, catedrático y turista del mundo. Tuve oportunidad de conocer a Alejandro Mariano Pérez en su etapa de director del entonces Instituto Veracruzano de Cultura, y a partir de mi acercamiento a Realia, he recibido de su parte interesantes y valiosas cátedras en diferentes temas sobre historia del arte. Me ha distinguido con su generosa amistad, a partir de la cual tuve oportunidad de tener una plática-entrevista, que en este espacio pongo por escrito, a fin de poder conocer un poco más de su trayectoria personal y profesional, que, vista a la luz de los años, queda claro que mi amigo Alejandro ha hecho del arte su forma de vida.

Originario de Álamo, Veracruz, es licenciado en Historia por la Universidad Veracruzana, maestro en Gestión Cultural por el Instituto Ortega y Gasset (Madrid) y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Actualmente es director general de Realia, Instituto Universitario para la Cultura y las Artes, referente tangible para conocer y aprender las distintas manifestaciones del arte, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de Xalapa. Cabe mencionar que el 16 de marzo del año 2024, los miembros de la Sociedad Mexicana de Filosofía (SMF) otorgan a Alejandro Mariano Pérez el doctorado honoris causa, además de incorporarse como académico de número de esa institución.

XALAPA, LA ATENAS DE ALEJANDRO

¿POR QUÉ HACES DE XALAPA LA SEDE DE TU EJERCICIO PROFESIONAL?

En 1992, después de que estudié en Xalapa la carrera de Historia en la Universidad Veracruzana, me fui a trabajar a Puebla. Fue una temporada muy determinante para mi carrera y para mi vocación profesional, porque llego para ser maestro de tiempo completo en una universidad privada en Tehuacán, Puebla, y luego de ahí me contrataron para un primer proyecto de gestión cultural, que consistía en armar un museo comunitario, en un pueblito que se llama Santa Ana Teloxtoc, que se ubica en medio del desierto de la mixteca baja poblana. Entonces me quedo como catedrático de esa universidad privada, que tenía mucha presencia en Tehuacán, haciendo actividades culturales ahí, y luego me ofrecen ser el primer director de cultura de la ciudad, en 1994, en Tehuacán. Ahí estuve hasta el año dos mil. En el dos mil me dieron una beca para irme a Madrid a estudiar la maestría en Gestión Cultural, que en esa época no existía en México. De ahí regreso a Xalapa. Me pareció que aquí estaba mejor, en Xalapa, por tener muchas amistades, además de que me gusta mucho, y me dije, creo que mi carrera estará mejor en Xalapa, en vez de regresar otra vez a Puebla; aunque a mí me gusta mucho también Puebla, de hecho fue el primer estado que conocí ampliamente, antes que el estado de Veracruz; pero dije, yo tengo que trabajar en Xalapa, porque aquí es donde hay más promotores y gestores, zonas, instituciones, espacios, todo cultural. Entonces me establecí en Xalapa y fue así como en el 2002 fui el primero que ofreció un curso, la primera vez en Xalapa, específicamente de gestión cultural. Y a partir de ahí, del 2002 para acá, he estado ya 21 años trabajando los conceptos de gestión cultural, marketing cultural, educación continua en historia, en artes, en patrimonios culturales, en industrias creativas.

ALEJANDRO MARIANO, FUNCIONARIO DE GOBIERNO

YO TE CONOCÍ COMO DIRECTOR DEL ENTONCES INSTITUTO VERACRUZANO DE CULTURA (IVEC). Y DESPUÉS, EN OTRAS ENCOMIENDAS. PLATÍCAME, POR FAVOR, DE TU ETAPA COMO FUNCIONARIO DE GOBIERNO.

Del 2002 al 2004 fui freelance, estuve trabajando como capacitador cultural del Conaculta en varios estados de la República. Pero en 2004 me contratan para crear y llevar por primera vez, y la única, la Subdirección de Programas Culturales para los Municipios, dentro del DIF estatal, con la señora Rosa Borunda, quien me hizo favor de contratarme. Mi labor consistía en llevar programas culturales a los municipios, además de coordinar los eventos especiales del propio DIF. Luego de ahí, la maestra Esther Hernández Palacios, una gran escritora, me nombra subdirector de Desarrollo Cultural Regional del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC). Fue maravilloso porque se trató de diagnosticar culturalmente a los 212 municipios veracruzanos, hacerme cargo de todas las casas de cultura, de todos los programas regionales, de todas las asociaciones civiles culturales en el estado, de las fiestas más importantes en los diferentes municipios, en fin. Fueron dos años maravillosos para mí, porque se trató de recorrer el estado, conocer a todos los promotores culturales, las fiestas, los patrimonios…

Del 2004 al 2006 estuve en el IVEC. A mi salida formé Realia. Dije, yo creo que no me queda más que formar mi propia empresa cultural, porque tenía muchas ganas de tener mi propia empresa cultural, pero sobre todo que fuera capacitadora, porque no había quien capacitara en el estado en temas de metodologías culturales, no había quien capacitara a los artistas para que supieran vender su obra. Entonces abrí Realia. En ese año, 2006, había solo tres escuelas de gestión cultural en todo el estado. Y apenas estaba yo arrancando Realia, que inauguramos un 7 de septiembre, cuando el veintitantos de diciembre me vuelve a hablar la señora Rosa Borunda y me pregunta “¿qué estás haciendo Mariano?”, y le respondí que estaba trabajando ya con mi empresa, entonces ella me pidió que me hiciera cargo de toda la programación artística del World Trade Center, en Boca del Río. Y pues ya entré a dirigir la cuestión del arte en el WTC, en diciembre de 2006. Me acuerdo que fue un diciembre muy ocupado, sin festejo familiar de Navidad, ni cena del 31, porque tuve que ver lo de la entrega-recepción de espacios, mobiliario, equipo, todo… Fue que a partir de ese momento empecé a trabajar los proyectos artísticos de la presidenta del DIF estatal dentro del WTC.

Cuando cambia el gobierno de Fidel Herrera al de Javier Duarte, hubo una temporada que estuvo dirigiendo el IVEC un gran antropólogo, el maestro Félix Báez Jorge, pero ocurrieron detalles que hicieron que él decidiera ya no estar dentro. Fue entonces que me llamó directamente el gobernador Javier Duarte. Me acuerdo muy bien que me habló un dos de febrero, Día de la Candelaria: “Oye, Mariano, ¿qué estás haciendo? Te hablo para proponerte que te hagas cargo de la Dirección General del IVEC”. ¡Yo no lo podía creer! (Al decir esto, mi amigo Alejandro se emociona). ¡Imagínate!, ese honor de que te busquen, porque yo he tenido esa suerte, y yo solo me dedico a trabajar en lo que más me apasiona, que es la política cultural, la gestión cultural, el marketing cultural, todo lo que tiene que ver con el ámbito de la cultura. Pero a partir del trabajo diario, el trabajo hormiga, uno va generando redes, con maestros, amigos, proyectos, y son estas redes las que te conectan con el mundo, con la política, con la economía, con otros países… Fue así como fungí como director del IVEC, de marzo de 2011 a diciembre de 2013. Entonces, al terminar diciembre del año 2013, como dice la canción “diciembre me gustó pa’ que te vayas”, pues me fui. En mi etapa de funcionario, Realia siguió funcionando con directores que yo contraté, pero del 2013 al día de hoy he sido yo el director.

EMPRESARIO CULTURAL

El primero de enero de 2014 me dije: definitivamente mi época de funcionario público se acabó. La verdad es que terminé demasiado desgastado por la dinámica de la política. Me dije, debo iniciar otra época, y es así como empiezo mi época como empresario cultural, por eso hoy no me considero gestor cultural, sino empresario cultural, con Realia como concepto. Es así como llevo once años ya como empresario cultural.

REALIA, LA CEREZA DEL PASTEL DE ALEJANDRO

Realia originalmente inicia como un centro de promoción cultural y de capacitación de la gestión cultural y poco a poco se va ramificando hasta ser lo que actualmente es. Hoy cuenta con una galería, que se inaugura en 18 abril del 2020, en plena pandemia. Al principio no tenía registro de validez oficial, y nosotros lo que ofrecíamos era capacitación no regulada, como modalidad de educación continua, entonces los diplomados y los cursos eran más para, digamos, aportarles estrategias a los artistas sobre marketing cultural, sobre todas las temáticas de cómo el artista tiene campos laborales y mostrarles las muchas oportunidades económicas, que no se les enseña dentro de las demás instituciones. A eso nos dedicamos primero, hasta el año 2012, cuando finalmente, después de dos años de hacer trámites y trámites y trámites y devoluciones y volver a hacerlo y volver a hacerlo, después de cumplir con todo el rosario de trámites que nos pidieron, al final nos autorizaron los registros de validez oficial. Del 2006 al 2012 fue educación continua, y del 2012 a la fecha, ya es educación formal con registro de validez oficial. La sede también la modificamos: primero Realia estuvo frente al Estadio Xalapeño y hoy está en esta casa, en el número 66 de la avenida Xalapeños Ilustres. Actualmente seguimos estas líneas de trabajo: la docencia, en modalidad de educación continua y también con RVOE, la galería de arte y las actividades y eventos que se ofrecen como centro cultural.

¿QUÉ SIGNIFICA REALIA?

Realia es una palabra que leí yo en un texto de historia cultural. Cuando investigué su significado me encantó. Viene de “realis”, realidades, y “alia”, conjunto, en latín medieval, que literalmente significaría “conjunto de realidades”. Pero luego se desglosa también en otros ámbitos, por ejemplo la “realia” de una cultura o una nación, es todo el patrimonio material que ha logrado construir esa cultura o esa nación en su historia. O en traductología, “realia” son todas las palabras que no se han podido traducir de un idioma a otro. Por eso me gustó la palabra para el nombre del Instituto.

ALEJANDRO MARIANO, TURISTA DEL MUNDO

DE ALGUNA FORMA DESARROLLAS PARALELAMENTE TU ETAPA DE GESTOR Y EMPRESARIO CULTURAL CON TUS ENCARGOS COMO FUNCIONARIO PÚBLICO, PERO ADEMÁS HAS RECORRIDO EL MUNDO. EN ESE SENTIDO, ¿CUÁNTOS PAÍSES HAS VISITADO?

Ya perdí la cuenta. Fíjate que Google me informó este enero que, nada más en 2023, le di la vuelta al mundo, por los kilómetros recorridos, ya sea en avión o en autobús. Para mí, es como una adicción el hecho de salir de viaje cada año. Mi primer viaje fuera del país fue en 1992, a Noruega. Yo estaba en un grupo de teatro amateur, que se llamaba “Salamandra”, que por cierto ya no existe. Estando ahí nos ganamos un premio nacional de un concurso de teatro. El premio consistía en representar a México en Noruega. Y nos apoyaron para viajar a ese país. Fue mi primer viaje. A partir de ahí, desde el año 92, empecé a darme cuenta de que era maravilloso salir de la isla que es el país o que es la ciudad, para conocer cosas nuevas, viajar para aprender y conocer cosas nuevas. Es como un “refresh”, una especie de ir actualizándote al salir cada año a diferentes lugares. En los últimos años, para mí ha sido una actividad cada vez más frecuente. Desde el 2002 he tenido dos actividades apasionantes en mi vida: una es viajar cada año, tanto dentro como fuera del país, y la otra es coleccionar obra gráfica. Estos dos hobbies para mí son muy apasionantes, casi adictivos. Aunque a veces la gente se queda en la ruina por los hobbies, es como ir al casino, la gente que es ludópata no se lo piensa, entonces así pasa con las adicciones. Las mías son viajar y comprar coleccionar obra gráfica.

ALEJANDRO, GALERISTA

POR LO QUE VEO, ¿ES GRACIAS A LA COLECCIÓN PERSONAL DE OBRAS QUE HAS ADQUIRIDO EN DIFERENTES MOMENTOS, QUE LE DAS FORMA A LA GALERÍA DE REALIA?

Exactamente. En el 2020 tuvimos un momento de fragilidad económica en la administración de Realia, a consecuencia de la pandemia, por lo que me vi en la necesidad de complementar ingresos para poder apuntalar el Instituto. Fue cuando dije que me iba a meter de galerista, que era una idea que traía de muchos años atrás, pero que había aplazado por varias razones. Sin embargo, la emergencia sanitaria me obliga a buscar otra entrada de recurso económico, para apuntalar el ingreso mensual-anual del Instituto. Los pocos ahorros que tenía los invertí en remodelar el área central de la casa de Realia. Y quedó muy bonito, quedó una galería muy moderna, actual, con un concepto profesional, porque algo que también ha sido mi obsesión es que cualquier proyecto, programa o microempresa que emprendo, debe que ser de muy buen nivel, o no lo hago. Son mis referentes. Porque cuando uno tiene unos referentes muy bajos también el éxito es muy bajo. Esa idea es la que he ido compartiendo e inculcando a mis alumnos, es decir, tener una expectativa de que para crear o tener una empresa necesariamente hay que invertirle, pues hasta la señora más modesta que pone su venta de alimentos en la calle, debe invertirle; igual alguien que abre una panadería, también debe invertir. Por otro lado, igualmente se debe tener una visión de venta posterior. Y esa visión, esa mentalidad, es la que todavía no ha permeado en proyectos culturales, en proyectos artísticos, y es la mentalidad que hay que seguir inculcando en México. Afortunadamente, son cada vez más los que piensan en la autofinanciabilidad, en la rentabilidad social y la rentabilidad económica de cada proyecto. Definitivamente es una mentalidad que debemos seguir cultivando. Cuando abrí la galería, le invertí para que fuera una galería digna, no te puedo decir que se pueda comparar con una galería hecha con financiamiento público, porque son maravillosas, pero a nivel privado es una galería bastante digna. Entonces en esta galería es donde empezamos a colgar esas piezas que he venido coleccionando y que aquí se pusieron a la venta. La verdad es que fue todo un éxito y nos sirvió además para apuntalar el proyecto educativo.

¿CUÁL ES LA OBRA MÁS CARA QUE HAS ADQUIRIDO?

No lo sé. La verdad es que los mercados se comportan de una forma muy caprichosa, a veces compras piezas caras y de repente baja su precio. Por ejemplo, en una subasta, una pieza puede valer cierta cantidad, pero en una subasta te apasionas tanto (por eso te digo que es adictivo), que todo mundo la quiere, por lo que aumenta hasta diez veces o más su valor, aunque el coleccionista sabe que nunca la va a poder vender en el precio que la compró. Y esos criterios son más por pasión y no porque en realidad esa pieza valga tanto, porque por apasionarte y porque te gustó mucho pagas cierto precio, pero si la pones a la venta no la vas a poder vender en el mismo precio, ya sea en el mercado nacional o internacional.

Pasa también al revés, hay personas que tienen en su casa obras de arte que les han heredado y piensan que valen mucho dinero, pero se desencantan cuando les das el análisis del valor y precio de la obra en el mercado, porque pueden ser muy valiosas, pueden ser la única pieza que hizo sobre tal tema algún personaje, pero la obra de ese personaje no tiene tanto valor en el mercado, porque no está de moda o porque nunca le han hecho retrospectivas, porque no ganó premios ni bienales, porque no hay compradores, aunque la pieza sea muy valiosa por ser la única obra que hizo. Por ejemplo, un retrato de María Félix, que fue hecho por un pintor local cuando ella estuvo de vacaciones en tal lugar, la obra es muy valiosa y es perfecta, hermosísima, pero no tiene precio en el mercado, porque el artista no es conocido, porque nunca ha circulado su obra en galerías o con coleccionistas, simplemente no tiene demanda. Eso es lo que hay que explicar a la gente que tiene obra. Puede haber obras baratas que son muy valiosas y obras muy caras que no son tan valiosas, porque no tienen tanta calidad.

¿TIENES ALGÚN PINTOR O ARTISTA GRÁFICO FAVORITO?

Sí, por supuesto, y no tengo obra de él porque ahí sí es extremadamente caro. Por ejemplo, Francis Bacon, toda la vida he querido comprar alguna pieza de él, pero son prohibitivas para alguien con un sueldo clasemediero como yo; también para mí es prohibitivo otro que me fascina, Jean-Michel Basquiat, y hablo de gráfica, ni siquiera de pintura, porque hablar de pintura ya son millones y millones de dólares, porque por ejemplo una gráfica de Bacon, una serigrafía o litografía firmada a lápiz por él, ha de andar en trescientos o cuatrocientos mil pesos; lo mismo pasa en el caso de Basquiat, una serigrafía de él debe andar en más de un millón o millón y medio de pesos, y ni siquiera firmada por él, nada más certificada por sus hermanas.

¿QUÉ LES DA ESE VALOR ECONÓMICO A ESAS OBRAS?

La demanda. La demanda internacional, porque esas piezas son muy demandadas en Asia y en Estados Unidos.

Y EN TU COLECCIÓN PERSONAL, ¿CUÁL ES TU CUADRO FAVORITO?

Tengo varios. Casi todos los que no están en venta son mis favoritos (se ríe, reímos).

¿POR EJEMPLO?

Por ejemplo, tengo un cuadro que me fascina, que es una plaza pública solitaria, con una estatua y unas sombras, como un sueño, que es la pintura metafísica de Giorgio de Chirico. La otra es un retrato de Octavio Paz, que le hizo Alberto Gironella, que me también fascina. Otra es una pieza que realmente no tiene un precio alto en el mercado, pero a mí me gusta mucho, de hecho nunca la he expuesto en la galería (está en mi recámara), es una que se llama “Ciudades Suicidas” de José Castro Leñero, que me gusta muchísimo, y tan me gusta, que no puedo explicar por qué me gusta tanto, ya ves que así pasa. Por otro lado, mi pintor favorito mexicano por supuesto que es Rufino Tamayo. Me chifla, me gusta mucho cualquier pieza de Tamayo.

¿Y QUIÉN MÁS, A NIVEL INTERNACIONAL?

Yo soy más del siglo XX. Pero después de Bacon y Basquiat, en cuanto a obra contemporánea podría decir que Takashi Murakami, artista japonés del siglo XXI, me gusta mucho, y es de los nuevos, y en cuanto al siglo XX te puedo mencionar a Robert Motherwell, Robert Rauschenberg, Jasper Johns; todo lo que es pintura americana a nivel internacional me gusta mucho.

Y DESPUÉS DE TODO LO ANTERIOR, ¿CUÁL ES TU PERSPECTIVA DESDE EL ARTE RESPECTO A LA VIDA O DE LO QUE SOMOS COMO PERSONAS?

Yo vengo de una cultura del esfuerzo. Mi abuelita, por ejemplo, era una señora indígena otomí, que apenas y logró hablar español medianamente a sus 84 años. Para mí fue un ejemplo personal de esa cultura del esfuerzo, venir de la nada y lograr lo que puedas, pero ese lograr lo que puedas debe ser muy enfocado, ordenado y tener fe, y esa fe significa que una persona se fije objetivos o metas y los cumpla, que siempre sean a mediano y largo plazo. Es como deberíamos enseñar a los niños de las nuevas generaciones, a cómo ir generando un proyecto de vida, cómo ir marcando etapas, cómo ir soñando y cumpliendo metas. Debemos soñar y cumplir en primer lugar con tener un hogar sólido, por ejemplo. A mí siempre me ha reconfortado que en mis peores fracasos y en mis peores momentos, siempre tengo mi refugio, que es mi hogar, que debe ser sólido y bien estructurado. Además, considero a mi familia como mis mejores aliados. Después del hogar, algo en lo que tengo una fe inquebrantable es en los amigos. Los amigos te conectan con el mundo, con las oportunidades, con la felicidad. Si no tienes un círculo de amigos, pues estás solo en una ciudad, es alucinante, es muy difícil enfrentar solo la vida. Si quieres funcionar solo, debes tener un gran temple, ser un asceta urbano casi casi. Y tercero, lo que siempre les digo a mis alumnos de gestión cultural, es que deben tener una visión integral de la ciudad donde viven, es decir, cómo funciona esa ciudad, cómo funciona el sistema nervioso de la ciudad, para poder conquistar su espacio dentro de esa ciudad, para funcionar y ser parte de. Es importante que la persona tenga claro lo que es la historia de la ciudad, la cultura, sus tradiciones, porque entonces la ciudad te habla sola, la disfrutas más, y entonces logras un posicionamiento personal dentro de ese contexto social. El problema es que la mentalidad mexicana es conformista, porque no hay quien nos enseñe una visión del mundo, no hay una educación básica que te enseñe una visión amplia del mundo, y eso nos lleva al subdesarrollo, llegamos al punto en que la mayoría de la población apenas tiene para el camión o para las tortillas. Ese problema no es solamente un problema económico, sino que es un fracaso del sistema educativo.

¿CUÁL SERÍA EL CAMINO PARA TENER ESA VISIÓN INTEGRAL Y AMPLIA RESPECTO A UN PROYECTO DE VIDA MÁS AMBICIOSO?

Es complicado. Venimos de un entorno familiar donde el eje casi siempre es de crisis económica y luego entras a un entorno educativo bastante deficiente. Nunca se ha planteado de manera seria en México cuál es el sistema educativo ideal para la infancia y para la adolescencia, para lograr una visión social más amplia, más ambiciosa. El sistema educativo mexicano es bastante asistencial. Entonces en ese sentido solo estamos en un círculo vicioso. Y no es que el desarrollo económico sea la panacea, también se debe educar con una mentalidad de ser funcional. Por ejemplo, un niño o un adolescente ¿cuántos libros lee?, o ¿cuántas obras de arte conoce? En el caso del estado de Veracruz, hay más de ocho millones de habitantes en 212 municipios, y de esos 212 municipios ¿cuántos museos de historia hay para acercar a los niños para que conozcan la historia de su municipio y de su estado? Solo hay diez museos de historia en todo el estado. Desde ahí se está limitando al niño. La pobreza más extrema, más inhumana, más ingrata a la que puede someterse a un niño, es cuando no puede soñar. Esa pobreza es la peor, no la económica, porque el niño no puede anhelar con conocer otras ciudades, no puede anhelar futuros distintos, porque no conoce más allá, no han visualizado otras situaciones en un museo, en una película, en un libro, entonces para eso se necesita una infraestructura cultural en cada municipio; por ejemplo, un museo de historia, para que el niño sepa cuál es el origen de su cultura, para que sepa cómo han resuelto sus ancestros las diferentes situaciones a lo largo de la historia. Por eso el niño no sueña con ser el protagonista de su propia historia. Estamos hablando nada más de un detallito. Debe haber un museo de historia en cada municipio, para que las personas puedan conocer su contexto, tener herramientas, elementos, para seguir proponiendo y construyendo, como es el caso de que sí lo ha hecho muy bien Tlacotalpan, sí lo ha hecho muy bien Xico, Zongolica y otros muy pocos ejemplos. Lo han hecho muy bien porque ahí están los museos y está la cultura viva, que enseña a los niños a conocer su origen, su cultura y les ofrece elementos para resolver su vida. Son espacios que ayudan a fortalecer su conciencia de dónde está el individuo y a dónde quiere ir. No tener esos espacios es un fracaso de las políticas públicas.

FINALMENTE, ¿CUÁL SERÍA TU PROPUESTA PARA QUE SOCIALMENTE LOGREMOS ESA VISIÓN INTEGRAL MÁS CRÍTICA Y CONSCIENTE?

Es muy difícil dar recetas. En este momento de mi vida, a mis 54 años, estoy muy pesimista sobre las políticas públicas de nuestro país. El más grave cáncer del país es su clase política. Por hablar de periodos, cada sexenio la clase política mexicana es más inculta, más insensible, más indolente, más individualista. La clase política ve el trabajo político solo como una forma para enriquecerse y no de coadyuvar al desarrollo intelectual de los individuos y de la sociedad, mucho menos al crecimiento de la infraestructura cultural. Por eso mi visión respecto a mi país es pesimista en el presente. Mi utopía es que haya mejor nivel educativo en los niveles básicos. Por ejemplo, antes los maestros leían más, ahora los maestros de primaria o secundaria leen menos o no leen. En especial, los maestros de secundaria deberían leer más, sobre todo los que imparten las materias de lectura y redacción, literatura, y a su vez motivar un mejor nivel de lectura en sus alumnos adolescentes, porque los alumnos de estos niveles no tienen ni idea de quién sea Goethe, Balzac. ¿Cuántos adolescentes se han perdido de leer “Las aventuras de Tom Sawyer”, para poder soñar su vida? De los millones de adolescentes que hay, ¿cuántos leen literatura universal? Quizá el uno por ciento, y eso sería muchísimo. Se debe también acercar el conocimiento para que los niños y adolescentes mexicanos sepan dónde están y qué está pasando en otros países como Israel, África, Sudamérica, porque como país estamos aislados del mundo. Y hablando del país, cada estado es una isla de un archipiélago, vivimos aislados de un estado y de otro. Entonces esa falta de cultura general es también un síntoma del subdesarrollo del país. En ese sentido, el arte es una forma de abrir las fronteras. Yo siempre he creído que a los niños hay que enseñarles historia del arte y mucha literatura, hay que enseñarles a analizar la realidad; ése sería un planteamiento para una nueva política educativa, no se trata de aprender tantos datos duros, de hacer tantos ejercicios memorísticos, sino enseñar a interpretar gradualmente obras literarias o cómo es el paisaje de tal cuadro, o analizar por qué hay pobreza, y eso mismo trasladarlo a situaciones personales. Ese sería un ideal, desarrollar visiones más críticas, entonces propondríamos y elegiríamos a mejores políticos, no solo basados en si es guapo o guapa, o porque va a dar más dinero, o promete más subsidios o apoyos, porque si solo nos basamos en eso, nos vamos atrasando en democracia. A nivel masivo, en México no sabemos analizar un discurso político, porque si nos dicen, “este año atendimos a dos mil jóvenes y ese es un logro nuestro”, pero esos dos mil jóvenes son solo apenas el uno por ciento de toda la población joven, eso no lo analiza la población; atendieron a dos mil, pero dejaron fuera a dieciocho mil. De qué sirve que dan dinero si esa acción aumenta la inflación y genera pobreza en la población restante o en otros sectores poblacionales. Esos niveles críticos de reflexión y análisis no existen en la masa, se quedan con lo que les dicen, por eso es que México se polariza y cada vez estamos más en manos de oligarquías. La gente más informada, más lúcida, más crítica, más culta, que tiene una visión más amplia de las cosas, cada vez es menos, y eso se llama subdesarrollo, y a las políticas públicas no les interesa volver más culta a la gente, más crítica, más propositiva, porque eso les permite seguir controlando el poder. A mis 54 años, estoy en ese estatus mental de ser pesimista del presente y de ser un utopista del futuro. Y para tener un mejor futuro, hay que trabajar todos los días, como lo hacemos en Realia, Instituto Universitario para la Cultura y las Artes.

(FEBRERO-MARZO DE 2024)

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