Columna de Opinión
Zaira Rosas
La administración de Donald Trump comenzó con un retroceso en derechos humanos al no reconocer a las personas transexuales, no binarias o de género fluido, de igual forma solicitó que las mujeres trans sean trasladadas a centros penitenciarios para hombres y que les sean suspendidos sus tratamientos hormonales.
La hija de uno de los hombres más poderosos detrás de la victoria de Trump es una mujer trans, sin embargo, su padre dice que a su hijo lo mató el virus de la cultura woke, al respecto también se ha pronunciado el actual presidente de argentina, señalando esta ideología como un cáncer que se expande hacia el feminismo por lo que busca poner fin a la figura del feminicidio y las leyes de paridad de género.
La ideología “woke” hace referencia a un despertar social, donde la desigualdad no puede ser tolerada, donde se toman en cuenta las minorías y empatizamos con múltiples realidades, pero para algunos dirigentes de grandes naciones donde ha ganado una extrema derecha parece que la igualdad no es una opción pues limita intereses personales.
No importa que estemos ante una era de información masiva con acceso a todo tipo de plataformas de comunicación pues al final estas terminan al servicio de figuras de poder, bastó un mensaje para corroborarlo después de que la plataforma de videos “tiktok” que supuestamente desaparecería en Estados Unidos, volviera con un mensaje enalteciendo el trabajo de Donald Trump para recuperar la comunicación que él mismo había bloqueado.
¿Estamos ante un circo como muchos intentan hacernos creer? ¿es esta una simulación? O es más bien el desencanto de quienes creen merecerlo todo y apuestan por una superioridad a costa de otros, pues, aunque haya quien niegue la realidad aún ante imágenes brutales que demuestran lo contrario, es evidente que estamos viviendo una era de lucha de ideologías, no hay puntos neutros y la tibieza no tiene lugar, nuevamente nos dividimos entre derechas e izquierdas.
En esta era abundan datos, surgen constantemente teorías como nuevas tendencias de comunicación, sin embargo seguimos profundamente desinformados y como no estarlo si los grandes conglomerados digitales poseedores de nuestros datos para conocer a profundidad nuestra manera de pensar y lo más sensible de nuestra ideología son quienes se ponen al servicio de grandes figuras del poder o al menos se vuelven sus grandes consejeros, bajo estas acciones no es difícil imaginar un mundo donde nuevamente los medios tienen el control de cómo actuamos y pensamos.
Y es que no hay mayor ilusión que decir que el poder está en nosotros en medio de plataformas que en realidad controlan entes mayores. Lo que antaño radicaba en la radio, la prensa y la televisión, hoy se traslada a las plataformas digitales y es que no se trata únicamente de Elon Musk, si no de Jeff Bezos limitando al Washington Post para que no brindara apoyo a Kamala Harris. Mark Zuckerberg liberando todo tipo de información falsa bajo el discurso de libertad de expresión y aún más importante es el control de las narrativas donde dudamos de lo verdaderamente humano.
Si las plataformas permiten la creación de discursos xenófobos que incitan a una división constante en la sociedad, no es de extrañar que el miedo a lo desconocido ponga al frente de las naciones a líderes extremistas que al tener el control de la narrativa tienen también por ende el control de sus votantes.