Los Políticos
Salvador Muñoz
No, pero sí. No al Nepotismo dicen los Diputados, pero en estas elecciones sí al Nepotismo. No parece una contradicción… es una Contradicción que empezó en el Senado y ahora secundan en los estados… como en Veracruz.
Si bien el Nepotismo no es nuevo y menos en Veracruz, la herencia del poder se “normalizó” a tal grado que desde el inicio de una administración municipal, los alcaldes hicieron del DIF local, un trampolín para que desde allí, la esposa, hermana, prima ¡o hasta su madre! saltaran a la silla municipal mientras que el alcalde buscara una curul para que al siguiente periodo, sí, volviera al Ayuntamiento…
El discurso de Elena Córdova Molina sobre este tema, no tiene desperdicio… más cuando expone que esa demanda que choca, jode, molesta al ciudadano al ver cómo los cargos públicos se convirtieron en “patrimonio familiar” para poder “heredar” al pariente, deja fuera de cualquier oportunidad, a nuevas generaciones de líderes comprometidos con su comunidad…
Sí, se puede alegar que para eso están las elecciones y la democracia pero lamentablemente, cuando estas “mafilias” se apoderan del poder, “creen que pueden decidir quién gobierna, quién trabaja, quién prospera y quién no. Se sienten dueños de la vida y futuro de la gente”. Así lo dijo Elena en Tribuna.
Es imposible no recordar la demanda contra el nepotismo que se convirtió en chiste involuntario cuando la diputada Rosario Guzmán Avilés es la que alzó la voz… su hermano Jesús, es el actual alcalde de Tantoyuca y adivinen quién se apuntó para buscar la candidatura por la presidencia municipal? Sí, el otro hermano: Joaquín Guzmán Avilés… Bueno, en Tantoyuca no le llaman Nepotismo, sino Chapotismo…
Esto ocurre en el norte de la entidad… pero en el sur igual se cuecen habas… al menos desde el 2011 a la fecha, el poder municipal se ha venido compartiendo entre los hermanos Vázquez Parissi… Primero Cirilo, luego Ponciano… ahora Cirilo, luego Ponciano… Si en Tantoyuca es Chapotismo, en Cosoleacaque sería Vasquismo?
Ya ni hablar de Santiago Tuxtla o Angel R. Cabada, o la zona conurbada.
Aunque se está pasando por alto algo: El “Nepotismo Laboral”, ése cuando a falta de un familiar con tres dedos de frente, se busca al empleado que se cree, ha de cubrirle las espaldas para hacerlo el candidato cómplice… ya se tuvo con Fidel Herrera-Javier Duarte… ¿Se tiene con AMLO y Claudia?
Por cierto, hablando de Elena Córdova, para no ir tan lejos, es en Alto Lucero de Paquita la del Barrio, perdón, de Gutiérrez Barrios, donde se está gestando un intento de nepotismo por partida doble por parte del diputado local Chentín Aguilar, quien “era” Alcalde (entrecomillado, porque dicen que Elesvan Mendoza sólo finge, no funge como autoridad edilicia), sigue mandando como Presidente Municipal, a tal grado que busca por el lado del PT, que su esposa Romina Arroyo sea candidata a la alcaldía; y por el lado de Morena, impulsa a su asesor legislativo, Gonzalo Barradas, leal escudero…
Sí, insisto, se puede alegar que constitucionalmente todos los mexicanos tienen derecho a votar y ser votados, pero bien valdría la pena agregar “así como vetados” para acomodar allí, los casos de nepotismo.
Sí, igual pueden evocar a la democracia de las urnas pero hay que ser honestos y no agarrar al Pueblo de su penitente y Elena Córdova Molina lo dijo muy clarito: “Cuando un familiar sucede a otro en el cargo, lo primero que se protege no es al pueblo, sino los intereses y los negocios de la familia en el poder. Cuando un esposo deja el cargo a su esposa, cuando un padre cede su puesto a su hijo, cuando una presidencia municipal se convierte en un asunto de familia, lo que realmente buscan es seguir controlando los recursos, las decisiones y el poder. ¿Quién va a denunciar la corrupción de su propia esposa, esposo, hijo o hermano? ¡Nadie!”
Pareciera entonces que aprobar el No Nepotismo, pero hasta el 2030, es una forma de mantener el control, proteger a un grupo que se gestó en el ascenso al poder en el 2018, y seguir gobernando para su propio beneficio y no para la gente. No al Nepotismo, pero sí.
