En el marco de la celebración del Día del Niño, Huellas (https://huellas.social) una organización comprometida con la infancia y la vejez, hace un llamado a la reflexión: la importancia de brindar compañía, atención y afecto a los niños en situación de vulnerabilidad, recordando que el tiempo compartido es el regalo más valioso más allá de lo material.
En un mundo donde los regalos llenan las tiendas y las pantallas, hay niños que solo desean algo simple: alguien con quien jugar en medio del ruido de las responsabilidades diarias que suelen opacar la importancia de los momentos simples. Para miles de niños en situación de vulnerabilidad, la compañía y la atención pueden transformar su realidad.
En México, más de 53,000 menores viven en Centros de Alojamiento de Asistencia Social (CAAS), y alrededor de un millón han perdido el cuidado de sus padres, según datos del Censo de Población y Vivienda. Para ellos, el Día del Niño no siempre es sinónimo de fiesta, puesto que ¿cómo se celebra cuando falta compañía?
La situación es aún más alarmante a nivel global. Datos recopilados por El Banco Mundial revelan que más de 829 millones de niños y niñas en el mundo viven en condiciones de pobreza extrema. Otros enfrentan el abandono, la violencia o la falta de acceso a la educación, privándolos de algo tan esencial como la seguridad emocional y el afecto.
No se trata sólo de cifras, sino de realidades que afectan el desarrollo integral de las infancias. Las experiencias en la niñez marcan en gran medida el futuro de una persona, y la ausencia de afecto y compañía puede generar baja autoestima, dificultades en la socialización e incluso problemas de salud mental.
El juego como refugio
Uno de los derechos fundamentales de las infancias es el derecho al juego. Este, no es sólo un pasatiempo, es una forma en que los niños pueden explorar el mundo, aprender sobre sí mismos y desarrollar sus habilidades cognitivas, emocionales y sociales. Se convierte en su lenguaje, su manera de sanar heridas emocionales y entender el mundo.
Estudios de UNICEF y la LEGO Foundation demuestran que las actividades de recreación son una de las herramientas más poderosas para el desarrollo infantil. A través del juego, los niños:
● Aprenden sobre relaciones interpersonales, comunicación y trabajo en común.
● Desarrollan su creatividad.
● Manejan emociones difíciles y construyen resiliencia ante la adversidad.
● Mejoran su salud física mediante el movimiento, fortaleciendo sus músculos, huesos y coordinación motriz.
Más allá de sus beneficios individuales, hay que recalcar que el juego contribuye a la formación de un sentido de pertenencia y comunidad entre los niños. Les enseña a trabajar en equipo, a compartir y a comunicarse con los demás, permitiéndoles desarrollar habilidades fundamentales a nivel social y emocional.
El compromiso de la sociedad en la protección y bienestar de los niños es imperativo. Al participar en actividades de juego con ellos, se les brinda una fuente de apoyo emocional y un modelo a seguir. La interacción con mayores les permite sentirse valorados y comprendidos, lo que fortalece su autoestima y confianza en sí mismos. A diferencia de los adultos, los niños aún no han desarrollado completamente su lenguaje emocional y necesitan actividades como el dibujo y los juegos para expresar y procesar sus emociones.
Unas pocas horas pueden generar un impacto significativo en la vida de un niño, puesto que les brinda una figura de apoyo y confianza, les ayuda a desarrollar su seguridad emocional, a romper ciclos de aislamiento y soledad, y fomenta la idea de que son importantes y dignos de amor propio.
Compartir tiempo con las infancias no sólo es un regalo para ellos, sino también una oportunidad invaluable para nosotros, los adultos. A través de la interacción y el juego compartido, podemos presenciar cómo sus risas resuenan con alegría y sus ojos brillan con inocencia. En cada instante compartido, podemos sembrar una semilla de esperanza y amor en sus corazones, nutriendo su crecimiento emocional y fortaleciendo sus lazos afectivos.
En este contexto, el simple acto de jugar con alguien se convierte en una poderosa herramienta de resiliencia. Para muchos niños, este día representa una oportunidad para recibir afecto y atención, algo que en muchos casos les ha sido negado.
El voluntariado como motor de cambio
En este Día del Niño la reflexión va más allá de una celebración, se trata de recordar que cada niño merece sentirse acompañado, escuchado y valorado. No se necesitan grandes gestos para hacer la diferencia, solo basta con dedicar tiempo de calidad.
Frente a esta realidad, el voluntariado desempeña un papel vital en el bienestar infantil. Organizaciones como Huellas se han comprometido a brindar espacios seguros y enriquecedores para que los niños vulnerables encuentren en los voluntarios una red de apoyo cercana a la de amigos y familiares. La confianza y la reciprocidad que se generan en estas relaciones brindan a los más pequeños la seguridad emocional que tanto necesitan para enfrentar las adversidades.
Porque un niño que juega, es un niño que siente que importa. Y cuando alguien le muestra que su risa vale, empieza a creerlo también.
¿Cómo puedes ayudar?
Si quieres formar parte de esta iniciativa y regalar tiempo a un niño que lo necesita, puedes visitar huellas.social/Voluntariado o seguir las redes de la ONG en @huellas.social y conocer más sobre cómo involucrarte como voluntario.
https://huellas.social