“DEBO, NO NIEGO; PAGO, LO JUSTO”
Teresa Carbajal
Leía apenas una nota periodística nacional que contiene la crónica y entrevista de una persona que relata cómo fue desalojado de manera arbitraria de su domicilio.
El afectado narra, que el desalojo destruyó no solo su patrimonio, sino a su familia, y su dignidad; con profundo dolor -que se percibe al leer el ejercicio de comunicación- comparte con extrema sinceridad y sin tapujos, como este abominable hecho lo mantiene en un estado de depresión.
Acusa que la impunidad y la corrupción judicial acabaron con todo lo que tenía. Una sentencia demasiado fuerte que nadie puede dejar pasar sin sentir impotencia ante el caso de esta víctima más que nunca pudo obtener justicia.
La reflexión viene al caso, por varias razones, primero porque el caso que expone el afectado se ubica en México, durante la crisis del 94’; un cliente bancario más de la época que a consecuencia del engaño de las UDI’s tuvo que decidir entre comer o pagar, pues la deuda y los intereses se fueron hasta el cielo, haciendo imposible su pago.
Así ante la imposibilidad de pago, fue de mano en mano y de abogado en abogado, sin obtener la solución esperada, pues como dice, al final, todos de un modo u otro se coludieron en su contra.
Hoy recuerda lo que fue la piedra angular de su derrota, el momento en el que se definió su suerte. Y que fue cuando el Banco, vendió su crédito como cartera vencida por cincuenta mil pesos a una persona, mientras que a él le exigían 16 millones de pesos de adeudo.
Una pareja fue quien compró la cesión de derechos litigiosos de su juicio. Quienes lo vieron como negocio, porque en la propia investigación de su caso, está enterado de que dichas personas aparecen como propietarias de otras, muchas, propiedades.
Acusa que solo un legajo de fotocopias certificadas de la operación de cesión de derechos litigiosos de su crédito y de su juicio, bastaron para que la pareja inmobiliaria se presentara ante el mismo juzgado que llevó su juicio, para lograr ‘revivirlo’, después de treinta años de no haber tenido más noticia sobre el particular.
Acusa que el modus operandi, para obtener desalojos por esta vía, se puede a través de la formación de bandas de despojo de inmuebles que operan en toda la República.
Contado como es, es una aberración para cualquiera, ¿o no?, pues quien puede o tiene el derecho de hacerse de una propiedad por solo 50 mil pesos y ante la oposición del verdadero propietario.
Hay algo sobre lo que me gustaría abundar en este retrato social, que repudio totalmente, porque arrebataron la dignidad, el patrimonio, la familia y las ganas de vivir (incluso) a este empresario textil, de una forma que nadie merece, y que nadie tendría por qué vivir.
Si las leyes funcionaran, si las instituciones trabajaran y si todos nos rigiéramos por principios y valores éticos y morales, dejando de lado, el hacerse de un dinero, a costa del sufrimiento de alguien más.
No voy a negar la corrupción que estoy segura, el denunciante tiene más que documentada, pues de ninguna manera su dicho debe someterse ahora al escrutinio social de cuestionarle los motivos, o exigirle las pruebas; pues las autoridades y personas acusadas tendrán sus propios medios para defenderse, cuando les llegue la justicia.
Sin embargo, para abonar a su reclamo, y unirme a su causa; es necesario traer la atención al caso de las cesiones de cartera, ventas de remates bancarios, o llamémosle con su nombre real, Cesiones de Derechos Litigiosos.
Operaciones o contratos que tienen lugar de manera legal y permitida (porque nadie ha dicho lo contrario) ni existe ley alguna que prohíba la celebración de estos contratos.
En qué consisten estas operaciones, en que los bancos hacen un listado de créditos, juicios y viviendas, que circulan en sitios de inversionistas dedicados desde luego a aprovecharse de la desgracia ajena. Personas con buenas casas, que hayan caído en cartera vencida, y que no puedan pagar sus hipotecas.
Los Bancos ponen el precio a la desgracia y venden el juicio a terceras personas, para que estos continúen los procesos legales, las ejecuciones, y hagan los desalojos.
Entonces los deudores, no se enteran ni saben en qué momento ya no están peleando con el Banco, ni por qué hay diversas personas en su juicio, ahora demandándoles, pues en el mejor de los casos se enteran hasta que les notifican el nombre del cesionario de los derechos litigiosos, el nuevo dueño del juicio. Visite www.elbarzonrc.org Contacte elbarzonrc@yahoo.com.mx, O sígame en @terecarbajal


