Los Políticos
Salvador Muñoz
Recuerda cuándo fue la última vez que ocupó una caseta telefónica. Acá, por su casa, en dos esquinas inmediatas, hay cuatro. Cuando veo que alguien ocupa una de ellas, me parece un hecho extraordinario porque para mí, raya en la evocación de un lejano “te cayó el veinte” que quedó en una frase que se resiste a desaparecer a pesar desde que hace años, las tarjetas desplazaron a las monedas y a las nuevas generaciones ¡ya no les cae el veinte!
¿Por qué alguien utilizaría una caseta telefónica, de ésas que aparecen mordiendo áreas verdes, o incrustadas en banquetas haciendo el papel de intrusas y estorbos que a veces, obligan al peatón a bajar al arroyo vehicular y en el peor de los casos, ser el objeto con que la cabeza de un débil visual o ciego, puede rebotar?
Yo tengo tres razones: el celular no ha llegado a su vida por razones económicas (aunque no lo crea), por resistencia a la modernidad y en el peor de los casos, porque alguien no quiere ser identificado…
(No sé si se mantenga esa caseta en el Callejón de Rojas, de banquetas estrechas, precisamente a un costado del Palacio municipal… o qué decir de las que están plantadas en el área verde de donde inicia Avila Camacho, pasando Clavijero)
El pasado viernes, en sesión de Cabildo en el Ayuntamiento xalapeño, el regidor VIII, Pedro Alvarado presentó un trabajo de investigación concluido en septiembre pasado, tan preciso, que obtuvo el reconocimiento del cuerpo edilicio por los datos arrojados, como por ejemplo, que en nuestra Capital tenemos 2109 casetas telefónicas, las cuales darían servicio de llamadas, cargas de internet o de saldo. Concentrémonos en el primer cuadro de la ciudad, donde de acuerdo a lo documentado, hay registro de 235, pero a la hora de ir al campo, de hacer el recorrido, encontraron 425.
Estas casetas pertenecen a variedad de empresas como Telmex, Logitel, Migo, Supercom, Mascom, Comefon, Fontástico y otras no identificadas.
En esa supervisión que realizó el regidor Alvarado, se encontró que si bien, muchas casetas podrían aparentar estar en buenas condiciones, a la hora de descolgar el auricular, simplemente “no daban línea”. Caso contrario, las otras que estaban en mal estado.
En pocas palabras, de las 425 que hay en el primer cuadro de la ciudad, 289 funcionan.
Otro dato más y es seguro que usted igual se haya percatado de ello… ¿qué otra utilidad le da el ciudadano a estas casetas? Ahí le van: Módulo de publicidad, donde se puede encontrar anuncios para señoritas “de amplio criterio” o “centros de masaje” o parecidos que fomentan la cosificación de la mujer, casas de empeño, préstamos, escuelas o institutos, empleos (donde uno corta un papelito con el teléfono de la empresa) y hasta renta de departamentos. Yo agregaría el hacerlas depositarios de desechos donde el ciudadano se deshace de su basura. Esto fue en el campo… ahora, en el terreno de los archivos, se tiene registro que desde el gobierno de Ricardo Ahued, allá por 2005, se dieron los primeros permisos para la instalación de 400 casetas de moneda y al paso del tiempo y de alcaldes, se fue incrementando su número hasta alcanzar las más de dos mil. Se conoce que hubo acuerdos, actas, pero no quedan claros los convenios así como la especificación de dónde colocar las casetas lo que nos da una idea de las razones para encontrarnos un estorbo en nuestra banqueta o en la peor de las circunstancias, una caseta “sembrada” en un área verde. Lo que propone el regidor Alvarado es complementar y actualizar estos acuerdos que datan del 2005 además de quitar aquellas casetas que impidan el libre acceso y desplazamiento del ciudadano, en especial de los ancianos o personas con discapacidad.
Pero el trabajo de los ediles encabezados por Pedro Alvarado no concluye en lo acá plasmado, no… también refiere, de acuerdo a la información recabada en el área de Ingresos del ayuntamiento local, así como en el historial, que estas empresas no cumplieron con pago o impuesto por el uso del suelo, lo que a ojo de buen cubero, del 2005 a la fecha, estarían debiendo a las arcas municipales algo así como 40 millones de pesos y si lo contemplamos en la actual administración, es decir, de 2018 a septiembre de 2020, unos 12 millones de pesos.
Sí, es posible que haya gente que todavía haga uso de las casetas telefónicas por las razones que usted quiera, pero su regularización, reubicación o retiro, de acuerdo a sus circunstancias, y sobre todo, el pago por utilizar el espacio del xalapeño, es un tema al que nuestras autoridades municipales deben dar seguimiento… quién sabe, pero en una de ésas, hasta podría cambiar la imagen de nuestra ciudad…