Los Políticos
Salvador Muñoz
Hablamos hace días de los Candidatos Ancla o Yunta, según la perspectiva de cada quien y también de los otros candidatos que jalen con su arrastre.
En Movimiento Ciudadano, sin ser política, está el caso de Paquita la del Barrio, a quien a muchos les disgusta la idea de que sea candidata por el temor, molestia, desagrado, de verla en el Palacio de Encanto. Sí, de cierto modo perciben que tiene grandes posibilidades de pasar por encima de sus contendientes y en una de ésas, ganar.
Paquita cubre con mucho un factor necesario en cualquier candidato: carisma, simpatía, ángel, como quiera decirlo. Por supuesto que de llegar al Congreso estaría apoyada por asesores tanto internos (es decir, del mismo Congreso, que hay y buenos) como externos, llevados por el mismo partido que la postula: Movimiento Ciudadano.
La cantante y también empresaria (pregúntenle cuántas familias dependen de ella en cada espectáculo que presenta o presentaba) ha sido factor importante para que mujeres y hombres, en lo que compete a su distrito, se decidan a participar en el Movimiento… al menos en la región que le compete, Paquita arrastra, jala, convida a quienes la acompañan y a ello, agréguele su lema de campaña: “Para sacar a las ratas de dos patas”. ¡Pega donde debe de pegar!
El caso de Anilú Ingram es igual de interesante. Va como candidata Pluri pero no por eso se sienta en sus laureles. El partido y los aliados saben que la porteña es carismática y además, se sabe el teje y maneje de las campañas. Súmele que fue una de las delegadas de la extinta Sedesol que recorrió toda la milla y conformó una gran alianza con liderazgos regionales, en especial con mujeres. Sí, la influencia de Anilú quizás no esté en función de los candidatos, pero sí para los candidatos. Ella ha de funcionar como una especie de “Garantía Electoral” en la gente que confía en ella por su trabajo en Sedesol.
Un caso particular es el Candidato Ancla de Morena por una Pluri: Juan Javier “El Carón” Gómez Cazarín, que al igual que los anteriores, Paquita y Anilú, sufre el Síndrome del América aunque creo que con mayor intensidad por ser parte del partido en el poder: Lo odian o lo aman.
El Carón es lo más cercano a lo que se pudiera llamar un Político Del Pueblo. Puse énfasis en el “Del” porque no es lo mismo que hubiera puesto “De”. Criticado por su forma de hacer política en el Congreso, es algo que realmente le vale, pues se quiera o no, ha mantenido el control del mismo. Fuera del Palacio de Encanto, es otra cosa. Ya se le puede ver en Bermudas cantando e interactuando en las redes sociales, como cargando sacos de cemento, paleando arena, grava o tierra; apostando por el América; compartiendo el taco con la guardia del Congreso o con los albañiles, o entrando a la defensa de su partido. Habla al pueblo con voz de pueblo y creo que hasta el acento lo ayuda más. En su papel de titular de coordinador del grupo legislativo de Morena, igual recorrió lo ancho y largo del estado para acompañar o acuerpar a sus diputados en los diversos distritos donde tenían presencia… y en donde no, también.
Por su carácter extrovertido, empata fácilmente con la gente y de cierto modo, no sólo la contagia del dinamismo que le pone a las campañas en los distintos puntos en los que se está moviendo, como Cosamaloapan, Acayucan, Coatza, y el sur, sino también permea de esta energía a sus candidatos.
Le gustan los retos y entre ellos, está el de recorrer a pie los más de 20 kilómetros diarios haciendo campaña y no se raja… si usted echa un ojo, verá que trae una venda en la mano… ¡la maldita gota! ¡Ni modo! Y los que saben de eso, entienden que duele como patada de mula…
Sí, es posible que haya más Anclas, pero en el caso de Paquita, la retomamos por su singularidad, porque entre Anilú y El Carón, sus alcances van más allá de un distrito. Al final, se verá de qué carisma salen más curules… ya falta poco.