Los Políticos
Salvador Muñoz
Bubis y nalgas vemos, cirugía no sabemos.
Así defino ante la Mujer un tema que fácilmente tendrá en nuestras conversaciones, más de un mes por equis o ye razones; que el morbo, que la curiosidad, que los conceptos, que la belleza, que la autoestima, que el dinero, que qué sé yo: el tuneo.
El Tunear lo entendía yo directamente sobre los carros que eran modificados en su aspecto por sus dueños y además, igual se le metía mano en aspectos técnicos; la idea esencial era personificar la unidad y darle ese toque de exclusividad.
El asunto es que el Tuneo ya pasó a otras dimensiones que si bien, ahí estaban, a veces parecían enfocadas a un sector de la población, la de recursos económicos altos o medio altos… y entonces hablamos de la cirugía plástica…
Tenía 13 o catorce años cuando en la secundaria, llegó el hijo de un famoso vendedor de telas en Orizaba. Prominente mandíbula y nariz judía que entre la flota no importaba. Era el único que llegaba, si no mal recuerdo, en Grand Marquis blanco. Pues al regreso de unas vacaciones, llegó el amigo con un rostro como el de Calamardo guapo… espero que haya visto esa caricatura con sus hijos o nietos…
Pasaron los años y por ahí, un par de amigos se respingaron la nariz; y en la política, el caso que más recuerdo, es el de Jorge Carvallo Delfín, que un día llegó como mi amigo, con cara de Calamardo transformado… “por la sinusitis”, dijo. ¡Ay, ajá!
Ojo, no hay que confundir este tipo de cirugías con las de engrapados o enmallados de estómago, donde se pretende bajar de peso… o por salud… En estos casos recuerdo a Héctor Yunes Landa y la leyenda de Rodrigo García Escalante, a quien conocí chavito con muchos kilos de más… la verdad nunca le pregunté qué se hizo… pero qué bueno que lo hizo y no porque yo tenga “Gordofobia”, no… cuestión de salud…
El tuneo parece que es más recurrente en mujeres que en hombres… al menos tres legislaturas podrían hablar con mucho detalle y de tallas de esto… de repente, nuestras legisladoras hicieron pacto con el Diablo, armaron su retrato de Dorian Gray, ¡y no envejecen! Mejor aún, la cachetomía (o Bichectomía) se hizo presente aunque las fotos del pasado revelan mucho… El concepto de estas cirugías es que “mejora la apariencia del rostro”… bajo qué estándares, conceptos o preceptos… ¡sepa!
Las cinturitas de avispa sustituyeron a las cinturas de Obispo… la personalidad de algunas de nuestras diputadas ¡pasó a “pechonalidad”! y las curules se vieron compensadas con dos buenos glúteos que hicieron juego con el acojinamiento de la sentada… ahí sí se hace válido que algunas de ellas trabajan horas/nalga.
Siempre lo he dicho y lo sostengo: Si tienes con qué, cómpralo; si tienes con qué, opérate! Estamos de acuerdo que nuestras legisladoras y legisladores ganan lo suficiente para comprarse un buen carro, una buena bolsa, unos buenos zapatos, unos buenos vestidos y por qué no, practicarse una tuneada si con ello se sienten mejor… porque ése es el propósito principal de quien se tunea: además de levantar la nalga, la nariz, las chichis, también se levanta la autoestima… igual como quien “se arregla” los dientes que por cierto, tarda más una enderezada de “mazorca” que convertirte en una “mujer perfecta” o en un hombre con un vientre marcado ¡porque también hay cirugías para que tu panza en forma de lavadora pase a convertirse en un lavadero de piedra, de ésos que la abuela usaba en el patio de la casa.
Si usted es prole igual que el que escribe y siente que no le alcanza para una restirada en la cara o una buena tuneada en todo el cuerpo, le tengo una buena noticia: ¡los celulares tienen apps con filtros! Si está prieto, sale güero; si está cachetón, con que ponga trompa de pato; si tiene arrugas, se las quitan… ¡abra ya la cuenta de Instagram! la tecnología ahí está, tanto para el que tiene como para el que no…
Le decía al inicio: Bubis y nalgas vemos, cirugía no sabemos… pero si usted es un romántico por lo “natural”, sólo me queda rematar con esto: Si la vida te da limones, pues a hacer mucha nalga! Ellas lo entenderán a la primera…