OPINIÓN

Una pausa necesaria

Columna de Opinión

Zaira Rosas

Uno de los artistas más reconocidos del momento, que se ha posicionado como el #1 en género urbano y ha llenado estadios alrededor del mundo, ha anunciado que durante el 2023 se tomará un descanso. Me refiero a Benito Martínez, mejor conocido como Bad Bunny. El cantante anunció que el 2023 será para su salud física y su salud emocional, para disfrutar sus logros. 

Aunque podríamos ver a las figuras públicas como seres únicos, inagotables, que tienen todo a su alcance, lo cierto es que son igual de humanos que cualquiera, quienes de igual forma son parte de un reflejo social que en esta era donde hemos priorizado el hacer por encima del ser nos grita en todos los espacios cuán urgente es una pausa para que el andar continuo y sin descanso no termine en un alto total. 

A finales de 2020 y principios de 2021, J Balvin, otra figura pública anunció que estaba lidiando con ataques de ansiedad y depresión, quizás el anuncio no fue tan sorpresivo porque un gran porcentaje de la población padecía lo mismo debido al encierro de la pandemia, sin embargo, el que personas con un gran número de seguidores hablen de estos temas, hace que comencemos a cuestionarnos ¿qué tan normal es vivir así? ¿por qué si un gran número de personas comienza a experimentar limitaciones en su vida personal y profesional seguimos estigmatizando el tema?

La depresión y la ansiedad forman parte de una larga lista de padecimientos de salud mental que cada vez se está incrementando en múltiples espacios. El que distintas personalidades hablen de ello pese a contar con todo lo que otras personas podrían describir como una vida ideal, nos habla de un profundo vacío que se ha generado por exigir de más a nuestros cuerpos y mentes. 

En 2021 durante los juegos olímpicos de Tokio, quien llegó a ser considerada la gimnasta número 1 del mundo, decidió retirarse de la competencia para priorizar su salud mental. El anuncio fue sorpresivo, pero hizo evidente algo que todos conocíamos, el nivel de exigencia que implica para un deportista el alto rendimiento, la frustración detrás de cada competencia pese a conseguir todos los triunfos, cada medalla tiene en realidad un precio más alto que pocos observamos. 

El problema de no hablar de la salud mental es que no la entendemos, los padecimientos que comienzan con un mal manejo de emociones, por qué tampoco sabemos distinguirlas, terminan manifestándose físicamente. Puedes estar disfrutando de un día normal y en un instante sentir que algo te oprime el pecho, que el aire falta y lo asociamos de manera inmediata con un infarto. Sólo quien verdaderamente ha sufrido la impotencia de no entender a tu cuerpo y no conocer que la mente es realmente poderosa, puede saber que en realidad se trata de un ataque de ansiedad, algo que, aunque se experimenta físicamente, una vez que se hagan pruebas médicas dirán que quizás no sea nada de lo que imaginas. 

La ansiedad y la depresión pueden llegar a ser verdaderamente incapacitantes, pero rara vez se otorgan incapacidades para quien simplemente no se siente con ganas de ir a trabajar, porque hemos priorizado la necesidad de producir y cumplir. Otro gran problema de la salud mental está en la economía, no sólo es una causa de estos padecimientos, sino que, como consecuencia, son muy pocas las personas que pueden tener acceso a un tratamiento psicológico. 

Es urgente tocar estos temas dentro de las políticas públicas, implementarlos de base en la educación, para que desde temprana edad entendamos qué nos dicen nuestras emociones y sobre todo reconocer que somos humanos, cuya diferencia con otras especies está en el pensamiento, pero también en el sentir, en esta inteligencia que no es únicamente lógica o racional sino también emocional, pero muchos aún estamos aprendiendo a desarrollarla. 

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