OPINIÓN

Una deuda pendiente

Columna de Opinión

Juan Manuel Sánchez Macías

Todos tenemos, mínimo, una deuda. Ya sea económica, moral, social, emocional, etc. Si lo meditamos con calma y hacemos lo que se denomina un examen de conciencia, nos daremos cuenta de que en nuestra vida diaria siempre hay algo pendiente que no hemos hecho, sea con un tercero, con la sociedad o con nosotros mismos.

En efecto, el dinero que nos fue prestado, el favor que recibimos, la dieta que tenemos pendiente, el cambio de alguno de nuestros malos o no muy sanos hábitos, etc, siempre nos dejan con una deuda; pero ¿qué hacemos para saldar esa deuda?

Si es monetaria, lo correcto sería que la liquidemos en cuanto tengamos dinero o la reestructuremos con nuestro o nuestros deudores, ya sea una persona física o una institución bancaria; si es por un favor recibido, en cuanto podamos devolvamos ese favor a la persona que nos lo hizo; si es de dieta alimentaria, a lo mejor, nos armamos de fortaleza y logramos realizarla, incluso sumándole ejercicio físico, en beneficio de nuestra salud. 

Así, esfuerzos más esfuerzos menos, iríamos saldando nuestras deudas, a lo largo de nuestras vidas; pero qué pasa con aquella gran deuda que tenemos con nosotros mismos, de rescatarnos como seres humanos y recobrar o recuperar los valores que hemos ido perdiendo en una sociedad consumista y patriarcal, como la nuestra.

En efecto, hemos perdido valores tan sencillos como el respeto al prójimo, la ayuda desinteresada, la amistad fraterna, el ayudar a una persona con capacidades distintas, entre muchos otros; los hemos cambiado por seudo valores, como “el que no transa no avanza”; “y, yo qué gano, si te hago el favor” “así soy y qué!”, “no soy beneficencia, para ayudar a los demás”, “a mí nadie me ayudó”, etc.

No se trata de un discurso moral ni de buenas costumbres, lo que quiero resaltar es que nos hemos deshumanizado a tal grado que, hoy en día, se nos hace muy común ver las noticias llenas de asaltos, homicidios, lesiones, robos a casa habitación, extorsiones de todo tipo; incluso, tristemente, muchas de nuestras pláticas giran en torno al evento dramático que vivió el amigo, vecino, artista, etcétera, máxime en estos tiempos de pandemia, en donde a diario fallece un ser que conocemos directa o indirectamente.

Es necesario, en mi concepto, preguntarnos ¿qué está en mis manos para que mi sociedad sea mejor? Habrá decenas de respuestas, puedo empezar por no tirar la basura en la calle o en las playas; contribuir a las labores del hogar; disminuir el tiempo de los video juegos; leer un libro; ver un programa cultural.

Sé que a algunos de mis queridos lectores les parecerá este artículo simple y lleno de buenas intenciones; pero, si no empezamos por lo hacer lo sencillo en beneficio de nuestra sociedad y medio ambiente, seguiremos con esa deuda pendiente…

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