Columna de Opinión
Zaira Rosas
Desde enero 2006 hasta septiembre 2023, se tienen contabilizadas más de 95 mil personas desaparecidas en México, de las cuales un 70% son hombres, sin embargo, de estos números más del 50% han desaparecido en los últimos 5 años. Es decir, la falta de localización de personas en nuestro país es una catástrofe en constante aumento y que sigue sin tener solución por motivos como la impunidad y sobre todo la indiferencia social.
Recién tuve la oportunidad de escuchar a Marcela Turati, una periodista que ha dado cobertura a distintos temas de derechos humanos, pero principalmente a aquellos relacionados con las víctimas de la violencia del narcotráfico en México, también es fundadora de la red Periodistas de a pie, cofundadora y coordinadora del sitio web de investigación: “A dónde van los desaparecidos”, recientemente publicó el libro: “San Fernando, la última parada” que es un retrato profundo de este espacio geográfico donde hace 12 años se descubrieron 46 fosas clandestinas.
Imaginar los cientos de cuerpos sin nombre apilados unos tras otros, debería ser motivo suficiente para mover toda nuestra sensibilidad, pero en la actualidad tan solo en Tamaulipas se han encontrado 547 fosas. Cifras que de acuerdo a madres buscadoras podrían ser mayores. ¿Por qué desaparecen tantas personas en este punto geográfico e incluso en México?, tristemente hay un vínculo ineludible con los grupos de crimen organizado, en ocasiones las personas desaparecen para sumarlas a las fuerzas armadas de manera forzada, en muchas otras son solo víctimas de disputas y errores de los Cárteles.
Aunado a lo anterior San Fernando se vuelve un punto de paso frecuente para migrantes provenientes de Centroamérica, pero también de otros puntos de México, a la par este espacio tiene disputas constantes entre los Zetas y el Cártel del Golfo, por lo que las complicaciones de seguridad se incrementan, principalmente si quienes deberían velar por el bienestar de las personas se suman a la nómina de los delincuentes.
Todo lo anterior se relata a profundidad en el libro más reciente de Marcela Turati, quien recopila testimonios de sobrevivientes, de personas que durante años han exigido a los gobiernos en turbo que presten atención a este espacio pues la gente desaparece sin mayor explicación a los ojos de compañías de autobuses, con la complicidad de la policía y ante la indiferencia de la sociedad e incluso medios de comunicación.
San Fernando puede ser la última parada de muchas personas que añoraban un mejor destino, porque durante años bajaron a pasajeros de autobuses de manera forzada para secuestrarles, matarles y después enterrarles sin que aún después de 12 años se sepa algo de su paradero. Desgraciadamente no solo es San Fernando, las fosas clandestinas forman parte de un modus operandi que de acuerdo a la investigadora Andrea Horcasitas suman más de mil 735 fosas a lo largo y ancho del país, cantidad que podría ser mayor pues hay resistencia en la mayoría de fiscalías para entregar datos sobre la búsqueda de personas desaparecidas.
Del diálogo con Marcela Turati rescato que no sólo se trata de visibilizar una realidad que todas y todos conocemos pero seguimos ignorando, sino de tener empatía, sumar esfuerzos y exigir a quienes corresponda la búsqueda de la verdad, transparentar los hechos y poner la atención en estos números de manera colectiva, pues entre los desaparecidos hay muchas personas que provienen de otros países, pero es aquí donde culminan abruptamente los sueños.