Columna de Opinión
Juan Manuel Sánchez Macías
En efecto, si yo pierdo mis un anteojos, en un jardín, al hacer ejercicio, si pierdo la pluma, porqué salí con toda prisa del café en el que me encontraba, donde la usé por última vez y regreso y no se encuentra, no puedo decirme robado.
Lo mismo pasa con el ejercicio del poder político; si un mandatario o un funcionario, electo popularmente, pierde la confianza de los electores que lo llevaron a sentarse en la silla presidencial, en la curul, en el escaño u oficina del cabildo y los resultados le son adversos en las últimas elecciones, no puede decirse robado.
Mucho menos cuando, como en el caso del señor Donald Trump, hay evidencias palpables de que perdió no sólo la confianza de los votantes, sino de diversos mandatarios y hasta de gobiernos a los que se dedicó a menospreciar, en el menor de los casos, y en otros tantos, a atacar y hasta a ofender. Que no se nos olvide que el señor, en reiteradas ocasiones, manifestó que el noventa por ciento de los inmigrantes de todo el mundo eran delincuentes, que iban a quitarles oportunidades de trabajo al pueblo norteamericano, cuando la historia del pueblo norteamericano, desde las trece colonias, es una historia de inmigrantes.
Con una política económica de sanciones y vetos a los países que no comulgaron con sus ideas, incluso en organismos internacionales.
Amenazando a México con duros impuestos, si no pagaba el muro. En fin, no terminaría de evidenciar las medidas irracionales y hasta absurdas que, el todavía presidente del país más poderoso del mundo, se dedicó a imponer, mismas que fueron cavando su tumba política.
Y ahora habla de fraude, de robo, etcétera. Como muchos mandatarios, que no supieron manejar la situación política, al no ser favorecidos con los resultados electorales, pretenden enturbiar la voluntad ciudadana. En lugar de salir y dar la cara reconociendo la derrota, se dedicó a desestabilizar el ambiente social y la atmósfera política de su país. Era obvio que sucedería un acto violento, como lo fue el reciente asalto al Capitolio. No estoy diciendo que el señor Trump haya estado detrás de ese nefasto acontecimiento (¿o sí?), pero cuando el primer mandatario de un país sigue violentando el ambiente social y dividiendo al pueblo, eso, eso… trae consecuencias!