Columna de Opinión
Juan Manuel Sánchez Macías
En efecto, el año que inicia marca el derrotero de una nueva década. Un derrotero que nos lleva a confiar y hasta a ilusionarnos con mejores momentos y oportunidades, para solventar los problemas sociales, políticos y económicos, que son la constante en nuestro querido y muy lastimado país.
Con la esperanza de la vacuna anti covid, con el deseo de que pronto se recuperen quienes perdieron (y siguen perdiendo) sus trabajos por el cierre de empresas pequeñas y medianas que sucumbieron ante el cierre de muchas actividades económicas.
Con el anhelo de una sociedad más justa, en la que el reparto de los beneficios económicos alcance a los más desprotegidos, ilusionándonos que nuestra economía sane lo más que se pueda, para generar mejores oportunidades laborales, sanitarias y educativas.
Pero ¿cómo obtener todo lo anterior? En mi concepto, son muchas las pautas que se deben seguir para ir lográndolo; pero, considero, que sobresalen dos, que son fundamentales para poder crecer en esos aspectos: El trabajo y la Educación.
Cuando hablo de trabajo, no sólo me refiero al trabajo remunerado, que es el índice principal en la base de la economía, sino al trabajo social, familiar, recreativo y cultural, que tanta falta hacen en toda sociedad que se precie de ser justa y en vías de progreso. En efecto, hace falta preocuparnos y, ocuparnos, más por nuestros congéneres, sobre todo de los más desprotegidos; eso también es trabajo, y muy necesario, una cosa es la competencia laboral-capitalista y otra, muy distinta, es ser egoísta y pasar por encima de los más desprotegidos, como son las comunidades indígenas, las mujeres, las personas de la tercera edad, etc. El trabajo familiar implica, desde mi perspectiva, que haya más calidad (no cantidad) de tiempo en la convivencia familiar, vivir juntos no implica estar unidos emocionalmente, tratar de comprender la problemática y alegrías de cada miembro de la familia y ser empáticos con el entorno familiar. Trabajo recreativo implica que busquemos fórmulas para que la mayoría de nuestras niñas y niños tengan espacios físicos y mentales, para divertirse y ayudar a un gran sector de la niñez de nuestra sociedad a salir de la marginalidad y la pobreza.
Por último, el trabajo cultural, que va de la mano con la Educación. Urge que trabajemos, para incrementar el índice educativo de nuestro país
En el estudio “Hábitos de Lectura”, elaborado por la OCDE y la UNESCO, elaborado durante la década que concluyó, México se posicionó en el puesto 107 de 108 países, con aproximadamente dos libros leídos anuales por persona.
El 40% de los mexicanos jamás ha pisado una librería, el 13% nunca ha leído un libro y el 70% de los mexicanos lee lo mismo que antes o menos, según cifras de la Encuesta Nacional de Lectura del Conaculta.
Sí queremos que la década que inicia traiga beneficios para México, en todos los rubros, es necesario empezar a trabajar en estos aspectos…