Columna de Opinión
MAP. Ricardo Meza Domínguez
México.- El ser humano siempre ha intentado emular la inteligencia humana y se la pasado buscando imitar la naturaleza para hacer máquinas y artefactos que permitan optimizar el quehacer de las personas. Aunque existía la duda real que es si podremos imitar lo que hace nuestro cerebro. Bastaron 220 años para pasar de la imitación del pato de Vaucanson a la complejidad neuronal de nuestro cerebro. En 1958, el doctor Frank Rosenblatt, creó lo que hoy se conoce como el primer modelo matemático que imita a una neurona, el perceptrón , un modelo matemático inspirado en la estructura y función simplificadas de una única neurona biológica.
Desafortunadamente el gran avance se estancó por falta de inversión. El lado bueno es que, con el paso del tiempo, los avances en computación permitieron obtener el poder de procesamiento suficiente. Rosenblatt nunca se imaginó que esa pequeña máquina matemática se convertiría en lo que actualmente todo el mundo conoce, pero pocos comprenden: que es actualmente la inteligencia artificial.
Muchas veces confundimos cosas totalmente diferentes cuando nos referimos a la Inteligencia Artificial. Hablamos de algoritmos, software, robots, automatización, procesos. Hemos escuchado que la IA es autónoma y que reemplazará a los humanos. En realidad estas maquinas, la mayoría de los sistemas de IA actuales son limitados y dependen de instrucciones y datos proporcionados por los seres humanos para funcionar correctamente.
Un aspecto muy importante es que la inteligencia artificial no es perfecta y está sujeta a errores. Los algoritmos de IA pueden verse afectados por sesgos, datos incorrectos o limitaciones en su capacidad para comprender el contexto también pueden ser manipulados por siberdelincuentes. La supervisión y corrección humana siguen siendo necesarias para garantizar resultados precisos y éticos, también se trabaja en leyes aplicables para castigar a quien manipule de forma inadecuada el uso de la IA.
La inteligencia artificial solo es un proceso que se compone de dos importantes herramientas: matemáticas y computación (software). Como proceso de aprendizaje, la IA tiene etapas. Reciben grandes cantidades de información, es como nosotros percibimos un estímulo mediante los sentidos, los modelamos, comprendemos qué información es valiosa o no, la IA encuentra patrones, nosotros desciframos relaciones y la IA emite una salida, respondemos al estímulo.
A pesar de que el poder de procesamiento de la IA es increíblemente rápido gracias a las supercomputadoras, una de sus desventajas es la capacidad de hacer relaciones con poca información. Aunque las máquinas pueden procesar grandes cantidades de datos, no pueden reemplazar por completo la creatividad con la que cuentan los seres humanos, el juicio y la empatía humana en la toma de decisiones estratégicas y en la resolución de problemas complejos, tampoco entiende de moral o ética. La IA es hasta el momento una gran herramienta. Conozcamos sus riesgos y su alcance. Entonces demosle un uso de forma responsable, aprendamos de ella como ella aprende de nosotros y permitamos democratizar sus beneficios. Todos debemos de recibir los frutos que esta poderosa herramienta brinde.
Cabe concluir que la IA es un conjunto o de modelos matemáticos que buscan modelar el proceso de aprendizaje del cerebro humano para facilitar la vida humana, no tiene conciencia ni emociones, no es autónoma, no dice la verdad, no sabe de ética ni de moral y no dominará al mundo, porque siempre necesitara de un humano para realizar su trabajo.